Dos jóvenes de veintitrés y veinticuatro años (1927)
Desde la diez y media estaba en el café,
esperando verlo aparecer.
Llegó la medianoche - y él esperaba todavía.
La una y media; y ya vacío
quedó el café.
Dejó de leer maquinalmente
los periódicos. De sus tres únicos chelines
sólo uno le restaba: esperando
había gastado todo en café y coñac.
Había fumado todos los cigarillos.
La larga espera lo había extenuado. Y además
después de tantas horas solo,
amargos pensamientos sobre su vida
hicieron presa en él.
Pero cuando vio entrar a su amigo, de golpe
la fátiga, el aburrimiento, los amargos pensamientos desaparecieron.
Su amigo le traía una inesperada noticia.
Había ganado sesenta libras en la casa de juego.
Su hermoso rostro, su maravillosa juventud,
el sensual amor que los unía,
sintiéronse renacer, fortalecidos
por las sesenta libras de la casa de juego.
Y llenos de alegría y vigor, radiantes de belleza
se dirigieron – no a sus casas respetables
(donde además no eran demasiado queridos):
sino a una de mala fama, que ya les era familiar,
y allí alquilaron un dormitorio
y pidieron bebidas caras, y de nuevo empezaron a beber.
Y cuando las costosas bebidas fueron consumidas,
y esto sucedió hacia las cuatro,
al amor felices se entregaron.
Konstantino Kavafis: Poesías completas (Hiperión, 1976)
Trad.: José María Álvarez
Yannis Tsarouchis (Grecia)
Abandono (1930)
Era de muy buen gusto y extremada inteligencia,
y joven de la buena sociedad,
para considerar, poniendose en ridículo,
una tragedia su abandono.
Pero aún así, cuando su amigo dijo «para siempre
amor tendremos» -tanto el que lo dijo
como el que lo escuchó, sabían que era un decir sólo.
Después del cine y de los diez minutos
que se quedaron en el bar, se había encendido
una noche es sus ojos y en su sangre el deseo
y se fueron juntos, y se dijo el «para siempre».
Aún así el «para siempre» les duró tres años.
A veces dura mucho menos.
Era de muy buen gusto y extremada inteligencia
para tomarlo aquello por tragedia;
y era muy hermoso –de cara y de cuerpo-
para sentir herido el narcisismo de su carne
C.P. Cavafis: Poesía completa (Colección Visor de Poesía, 2003)
Trad.: Anna Pothitou y Rafael Herrera
Desde la diez y media estaba en el café,
esperando verlo aparecer.
Llegó la medianoche - y él esperaba todavía.
La una y media; y ya vacío
quedó el café.
Dejó de leer maquinalmente
los periódicos. De sus tres únicos chelines
sólo uno le restaba: esperando
había gastado todo en café y coñac.
Había fumado todos los cigarillos.
La larga espera lo había extenuado. Y además
después de tantas horas solo,
amargos pensamientos sobre su vida
hicieron presa en él.
Pero cuando vio entrar a su amigo, de golpe
la fátiga, el aburrimiento, los amargos pensamientos desaparecieron.
Su amigo le traía una inesperada noticia.
Había ganado sesenta libras en la casa de juego.
Su hermoso rostro, su maravillosa juventud,
el sensual amor que los unía,
sintiéronse renacer, fortalecidos
por las sesenta libras de la casa de juego.
Y llenos de alegría y vigor, radiantes de belleza
se dirigieron – no a sus casas respetables
(donde además no eran demasiado queridos):
sino a una de mala fama, que ya les era familiar,
y allí alquilaron un dormitorio
y pidieron bebidas caras, y de nuevo empezaron a beber.
Y cuando las costosas bebidas fueron consumidas,
y esto sucedió hacia las cuatro,
al amor felices se entregaron.
Konstantino Kavafis: Poesías completas (Hiperión, 1976)
Trad.: José María Álvarez
Yannis Tsarouchis (Grecia)
Abandono (1930)
Era de muy buen gusto y extremada inteligencia,
y joven de la buena sociedad,
para considerar, poniendose en ridículo,
una tragedia su abandono.
Pero aún así, cuando su amigo dijo «para siempre
amor tendremos» -tanto el que lo dijo
como el que lo escuchó, sabían que era un decir sólo.
Después del cine y de los diez minutos
que se quedaron en el bar, se había encendido
una noche es sus ojos y en su sangre el deseo
y se fueron juntos, y se dijo el «para siempre».
Aún así el «para siempre» les duró tres años.
A veces dura mucho menos.
Era de muy buen gusto y extremada inteligencia
para tomarlo aquello por tragedia;
y era muy hermoso –de cara y de cuerpo-
para sentir herido el narcisismo de su carne
C.P. Cavafis: Poesía completa (Colección Visor de Poesía, 2003)
Trad.: Anna Pothitou y Rafael Herrera
1 σχόλιο:
gracias, siempre, por Cavafis y Yannis Tsarouchis...
un abrazo.
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