25 Δεκεμβρίου 2009

ΟΙ ΑΝΔΡΕΣ ΜΕ ΦΤΕΡΑ ΤΟΥ ΓΙΑΝΝΗ ΤΣΑΡΟΥΧΗ

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Yannis Tsarouchis (Grecia)

Giannis Tsarouhis 1910-1989
(Museo Benaki, hasta el 14/03/2010)
Una gran exposición dedicada al relevante artista griego Giannis Tsarouhis, organizada con ocasión de los cien años de su nacimiento. Se trata de la primera exposición retrospectiva de obras de Giannis Tsarouhis en Atenas, que tiene por objeto presentar obras representativas de todos los períodos de la creación del artista.
La exposición viene acompañada de actos paralelos (material audiovisual, conferencias, actividades didácticas, etc.), ofreciendo al público griego una ocasión excepcional para entrar en contacto con obras únicas de la pintura y la escenografía. Dado que la exposición aspira a presentar una imagen global de la obra del artista, en el material expuesto se incluye un gran número de obras pictóricas y maquetas escenográficas pertenecientes a museos y colecciones particulares de Grecia y el extranjero.

Museo Benaki
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20 Δεκεμβρίου 2009

ΕΝΔΕΙΞΗ ΤΗΣ ΑΠΩΛΕΙΑΣ

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Vanguelis Kiris (Grecia)

De la pérdida

No es que me hablaras con indiferencia
no es que rechazaras mi ofrecimiento
por lo que ahora me encuentro seriamente atrapado.
Es que detrás de tus palabras,
detrás de tus miradas que me evitaban
distinguí esa amarga
esa tranquila y decidida
señal de la pérdida.

Lukás Theodorakópoulos / Grecia
Traducción: Francisco Torres Córdova
.
Lukás Theodorakópoulos nació en Amfissa, en Fócide, en 1925. Ha trabajado como empleado de empresas privadas y como traductor. Es autor de seis libros de poesía, una novela y un libro de cuentos. Ha traducido obras de Jean Paul Sartre (La cuestión del método), John Cleland (Fanny Hill), Saul Bellow (El hombre en suspenso), Paul Goodman, Carlos Castaneda (Una realidad aparte, Viaje a Ixtlán) y Yukio Mishima (Confesiones de una máscara). Poemas suyos han sido traducidos al inglés.

15 Δεκεμβρίου 2009

Η ΕΛΛΗΝΙΚΗ ΗΧΩ ΠΟΥ ΔΕΝ ΜΙΜΕΙΤΑΙ ΟΥΤΕ ΕΠΑΝΑΛΑΜΒΑΝΕΙ



Teatro antiguo

A mediodía, cuando se encontró en el centro del antiguo teatro,
aquel joven griego, seguro de sí mismo,
tan hermoso como sus antepasados,
lanzó un grito (pero no de admiración; admiración
no sintió en absoluto, y si la hubiera sentido,
no la demostraría de seguro); simplemente, un grito,
puede que de la alegría indomable de su juventud,
o para probar la resonancia del lugar. Enfrente,
de lo alto de los acantilados, el eco contestó
- el eco griego que ni imita ni repite,
sino que sencillamente continúa, desde altura incalculable,
el eterno clamor del ditirambo.

Sin confirmar

Siempre creyó en aquella gran luz.
La toco – dice -, no sólo la veo, no la veo,
sólo la toco, la tengo, la soy. Y como anochecía,
y en la habitación ya no se distinguían las mesas, las bandejas,
las marinas, el reloj, nuestras formas,
él, realmente resplandecía todo entero sobre su silla,
y su silla también lucía con sus cuatro patas,
como fijas en una nube. Quisimos
tocarle para estar seguros. Pero no nos atrevimos
a levantarnos de nuestro sitio, porque estábamos agazapados
en lo más alto de una escalera sin escalones,
en una escalera altísima que no habíamos subido.

Yanis Ritsos / Grecia
Trad.: Juan Ruiz de Torres

Yannis Ritsos (1 de mayo de 1909 en Monemvasia - 11 de noviembre de 1990 en Atenas) fue un poeta y político griego de ideología comunista, prohibido en varias ocasiones en su país. Su obra más famosa es quizá Grecidad.
Ritsos nació en la península del Peloponeso, en el seno de una familia terrateniente, que sin embargo se empobreció durante su juventud. Su madre y hermano murieron cuando Ritsos contaba doce años; el padre enfermó y fue declarado enfermo mental. A los dieciséis años Yannis se mudó a Atenas, donde trabajó entre otros oficios como actor, bailarín y secretario. Entre 1927 y 1931 estuvo ingresado en un hospital aquejado de tuberculosis.
Desde principios de la década de los treinta simpatizó con el KKE, el partido comunista de Grecia. Durante la Segunda Guerra Mundial combatió a su lado contra la ocupación nazi de Grecia. Su compromiso político le valió reclusiones en numerosos campos de concentración: durante la Guerra Civil Griega de 1948 a 1952, en Limnos, Agios Evstratios y Makronisos; durante el régimen de la Junta Militar, pasó los años de 1967 a 1970 internado en las islas de Giaros y Leros.
(es.wikipedia.org)

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10 Δεκεμβρίου 2009

"Η ΖΩΓΡΑΦΙΚΗ ΗΤΑΝ ΤΟ ΚΑΤΑΦΥΓΙΟ ΜΟΥ"

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Vasilis Fotópulos (Grecia)

Vasilis Fotópoulos (1934, Kalamata - 14 de enero de 2007, Atenas, Grecia) era pintor, escenógrafo y director.
Trabajó para el teatro y el cine.
Logró el Oscar a la Mejor Dirección Artística por la película estadounidense América América (1963), que, sin embargo, se dio oficialmente a su director Elías Kazán, y el año siguiente ganó el mismo premio por la película griega Zorba el Griego de Mijalis Kakoyanis, basada en la novela de Nikos Kazantzakis.

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5 Δεκεμβρίου 2009

ΘΕΟΣ ΦΥΛΑΞΟΙ!

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El urinario estaba embadurnado de alquitrán. Al frente había tres tabiques de madera con puertas provistas, a manera de mango, de un mecanismo automático. Se dirigió al compartimento del fondo. La puerta se cerró sola con estruendo. Se bajó los pantalones y se sentó en la tapa de la taza. Mecánicamente extendió la mano para coger papel del rollo que colgaba del tabique de madera.
La mano se le quedó en suspenso: la pared estaba llena de dibujos e inscripciones obscenas –no sólo las dos o tres groserías con faltas de ortografía que se podían encontrar en los servicios de los cines de barrio de Atenas, sino páginas enteras-. La mayoría estaban medio borradas, excepto una. Como hipnotizado, se puso a leer. La escritura era retorcida, las letras unidas entre sí, no podía descifrar todas las palabras, pero, más o menos, comprendió de qué se trataba. El anónimo cronista contaba que un atardecer había ido a un parque y, según avanzaba sigilosamente sobre el césped, por poco tropieza sobre una chica-. Continuaba la descripción de la escena con todo tipo de detalles excitantes y muchos primeros planos que, como un operador infatigable, había filmado el desconocido con sus ojos, cayendo de rodillas casi entre las piernas del desprevenido marinero.
Excitado, mareado cono si hubiera bebido de un solo trago una botella de vino, templándose todo el cuerpo de lascivia, se volvió febrilmente hacia la otra pared, mientras su mano, obedeciendo a un impulso ciego y animal, descendió hasta la entrepierna. Pero. De repente, se quedó helado como si hubiera visto un fantasma. Por un agujero de la pared medianera, en el que no había fijado hasta entonces, vio un dedo que se movía como diciendo «ven, ven…». Lo miró aturdido, con la respiración entrecortada, parecía una cobra presta a abalanzarse sobre él al menor movimiento. Después el dedo se retiró. Inclinándose un poco, alcanzó a distinguir dos muslos llenos de pecas y de escasos pelos rojizos, porque inmediatamente después el agujero se oscureció y vio salir de él una cosa que no era dedo, lo vio salir todo entero y esperar palpitando provocadoramente. Miró estupefacto el trozo de carne humana, que se diría no pertenecía a persona alguna, sino a la pared de la madera, la sucia e inanimada pared de madera que lo invitaba ahora a hacer el amor. Miró indeciso, lleno de deseo, pero también de miedo, de asco. Toda la sangre se le había subido a la cabeza. En aquel momento alguien intentó abrir la puerta. Presa del pánico, dio un salto y la golpeó desde dentro. Al mismo tiempo, todo el andén comenzó a agitarse por el estruendo de un tren que entraba en la estación. Se subió apresuradamente los pantalones y se precipitó afuera. Un tren se ponía en marcha en el andén de al lado. Miró el reloj. Tenía aún tres minutos enteros. Se volvió y miró atentamente hacia la entrada de los servicios. Y, de repente, lo embargó la irresistible curiosidad de ver a quién pertenecían los muslos pecosos y pelirrojos, de ver quién era aquella pared dotada de pene humano. Así pues, se arrimó a la entrada, de forma que pudiera vigilar las puertas de los tres compartimentos. Quería ver, aun a costa de perder el tren, aun a costa de llegar tarde al trabajo, no le importaba ya -¡a la porra el trabajo!-. Había un montón de trabajos en esta ciudad rica y populosa.
Pero no fue necesario que perdiera el tren. Casi al instante la puerta de en medio se abrió, y salió un joven con uniforme gris y una gorra con una cinta granate. Bajo la gorra se distinguían algunos cabellos rojos. Tenía la cara llena de pecas. Con la cabeza alta, pasó a su lado y se perdió entre la multitud. En aquel instante apareció un tren –su tren-. Como un robot que no piensa, sino que ejecuta órdenes, se apiñó entre la gente ante la puerta del vagón más cercano, entró y se plantó con la cara hacia fuera. El tren se puso en marcha. Se metió la mano en el bolsillo para sacar el billete y tenerlo preparado (...). Luego se puso a mirar afuera, a mirar melancólicamente las casas y las fábricas que desfilaban en dirección contraria. Y, al mirar, recordó algo –algo que le venía incomodando desde hacía rato, al bajar de la habitación de su hotel, cuando se quedó un momento vacilante sin saber por qué-. Ahora lo sabía. Era la gente del bar. El bar estaba lleno. Por la mañana temprano. ¡Dios nos guarde!

Costas Taktsis: Las vueltas (ediciones del oriente y del mediterráneo, 1996)
(trad.: Natividad Gálvez)

COSTAS TAKTSIS. Nació en Salónica en 1927, y es el máximo exponente de la generación de escritores de la última pléyade de las letras griegas. Pasó su infancia y adolescencia en Atenas, donde estudió la carrera de derecho. Murió asesinado en esta ciudad en agosto de 1988. Sus libros reflejan fundamentalmente el mundo de su infancia y adolescencia, un mundo lleno de miserias, guerra civil y brutalidades, que son observadas por la mirada inocente y distanciada del pequeño. Desde la aparición de su primera novela, La tercera boda, en 1963, pasó a ocupar un lugar destacado en las letras neogriegas. Su segunda obra, Las vueltas, es un conjunto de cuentos aparecidos en diferentes revistas literarias y reunidos en forma de libro en 1972. Posteriormente publicó una nueva recopilación de relatos, Mi abuela Atenas y una antología de poemas, Café Bizancio.

30 Νοεμβρίου 2009

ΔΕΝ ΚΡΑΤΗΣΑΤΕ ΤΑ ΠΡΟΣΧΗΜΑΤΑ, ΠΟΥ ΟΣΟ ΝΑ ΠΕΙΣ, ΚΑΤΙ ΔΙΝΟΥΝ ΚΙ ΑΥΤΑ

Ánguelos (Panayotu) [Grecia]

Sodomitas

Si una fibra solo en vuestro corazón
no se hubiera roto como las otras,
y permaneciera para despertar alguna vez
la ternura de vuestras degradadas noches,
entonces aún los ángeles los cuidarían
como madres cariñosas para aliviar
vuestro dolor, sus manos temblarían
al bañar con azufre vuestras casas
y la tea se alejaría de mano en mano
porque el corazón a nadie se lo permitiría. Pero
ahora que no habéis dejado ningún adolescente
puro en vuestro barrio, y a todos
los trigueños de vigorosa hermosura los habéis
endiosado y corréis tras ellos por una noches
en Gomorra entre hoteles baratos, ¿cuál
corazón tendría piedad de vuestro degradado ser?

Si supierais por qué vinieron
los tres hermosos jóvenes que reclamáis
rabiosamente bajo mi balcón
para acometerlos apenas os abra,
correríais aterrorizados hacia vuestra mujeres, a quien privasteis
por años de la felicidad de ser madres.
Los tres hermosos jóvenes que honraron
mi casa trayendo en sus azules ojos
algo de la hermosura celeste
vinieron a mí, que veinte años viví puro
entre privaciones, fortaleciéndome
en esta espera.
Los tres hermosos jóvenes por los que amenazáis
con quemarme si no os los entrego,
os quemarán; porque, en verdad, ¿dónde se ha oído
que a su angélica hermosura puedan macular
vuestras perversas manos? Veo
a Dios que reparte a cada estrella
una llama y que el alba no tardará
mucho en venir.

……………..¿Quién os ha ofendido?
¿No fuisteis capaces de guardar siquiera las apariencias
que, de algún modo, en algo cuentan?

Dinos Cristianópulos / Grecia
.
Rigas Kappatos-Carlos Montemayor: Antología de la poesía griega del siglo XX (Pontificia Universidad Católica del Perú, 2006)
.
Dinos Cristianópulos nació en la ciudad de Salónica en 1931. Estudio literatura y filosofía en la universidad de su ciudad natal. Colaboró durante ocho años en la Biblioteca Municipal de Salónica y desde 1965 trabaja como editor. Su primer libro, Temporada de las vacas flacas, apareció en 1950. Desde entonces ha publicado más de treinta libros; entre ellos: Poemas cortos, La queja interminable, Nuevos poemas y La derrota. Ha compilado también en un tomo las Canciones populares griegas (1961) y ha publicado, como investigador, varios otros libros de literatura, como el de las Primeras revistas literarias de su ciudad natal o el de las Canciones de tradición oral que conservan los soldados en el ejército griego. También reunió en un libro todas las versiones que se han hecho del Himno a la libertad, del poeta Dionisios Solomós, Himno Nacional Griego, y de la obra Ediciones griegas de Salónica durante la ocupación otomana. En 1958 fundó la revista literaria Diagonal, una de las mejores de su género en el país; en 1962, aplicó el mismo nombre a una editorial y en 1967, finalmente, a una pinacoteca.

25 Νοεμβρίου 2009

ΦΕΡΝΕΙΣ ΤΗ ΜΝΗΜΗ ΤΩΝ ΑΔΕΙΩΝ ΗΜΕΡΩΝ

Te oigo llegar

Te oigo llegar.

Traes el recuerdo de los días vacíos
cabellos que no se ofrecían
mano que no se ha conquistado.

Figura borrosa
mis ojos se humedecen
en mi garganta se deshacen sollozos
que no tomaron cuerpo.

Ahora te hundes en cada grieta mía.

Nikos Alexis Aslánoglu

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Dimitris Yeros (Grecia)

Estación de Litójoro

Extrañamente se ilumina en mi memoria el principio.
Es el resplandor detrás del ocaso,
cuando la luz se retira de las esquinas
como la red que se extiende por loa teléfonos y que escuchas
en un vacío sin sentido en las líneas abiertas,
en éxtasis de voces desordenadas en los audífonos;
la noche en la estación que el mar acompaña,
dos tres rocas el golfo abierto sin horizonte,
y el sol como un domingo triste junto a Kastra.

No olvidaré ese destello en la estación,
la pasión que rebasa la alegría del cuerpo
y que siendo de carne se torna en agonía del espíritu,
en agonía que traen las voces apagándose en el umbral de la noche,
en la agonía que produce la soledad junto al otro, la soledad
dentro del otro, la soledad dentro de la pasión del otro.

Todo termina en la última frontera.
Se van apagando las luces en la estación y se desvanecen
los sigilosos pasos.
Recen por los guardias que velan.

Nikos Alexis Aslánoglu

Rigas Kappatos-Carlos Montemayor: Antología de la poesía griega del siglo XX (Pontificia Universidad Católica del Perú, 2006)

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Dimitris Yeros (Grecia)
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Nikos Alexis Aslánoglu (1931-1996) nació en la ciudad de Salónica y sus padres provenían de Asia Menor. Estudió en la universidad de esa ciudad y luego en la universidad francesa de Aix-Marseille. De 1964 fue becario en la Universidad de El Cairo. Viajó a muchos países de Europa y del Medio Oriente. Como miembro de la Asociación de Graduados de la Universidad de Salónica organizó encuentros artísticos y festivales literarios; representó dos veces a Grecia en los Encuentros de Amistad de los Jóvenes en la Federación de Alemania Occidental. Trabajó de 1970 a 1973 como profesor de literatura y lengua francesa y como Consejero Científico en la escuela de Arquitectos del Politécnico de Salónica; de 1977 a 1979, en la Biblioteca de la Univesidad de Salónica. Desde 1980 vivió y trabajó en Atenas. Publicó los siguientes libros: Sincronsmo y mar (1952), Muerte difícil (1954), La muerte de Mirón (1960), Poemas para un verano (1963), Hospital ambulante (1972) y Petroleo crudo (1974). En 1978 reunió todos sus poemarios en un tomo bajo el título La muerte difícil y en 1981 publicó Odas a Príncipe. Tradujo las Iluminaciones de Rimbaudd y colaboró con varias revistas literarias y diarios con ensayos y artículos críticos.

20 Νοεμβρίου 2009

Η ΑΘΗΝΑ ΤΟΥ ΓΙΑΝΝΗ ΤΣΑΡΟΥΧΗ

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Yannis Tsarouchis* (Grecia, 1910-1989)
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*Yanis Charujis

15 Νοεμβρίου 2009

Η ΕΠΙΣΤΡΟΦΗ ΤΟΥ ΑΣΩΤΟΥ

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Vanguelis Kiris (Grecia)

El regreso del hijo pródigo


Pesadamente
Con la cabeza como un huevo
Los ojos sin vida
Regresas

Sobre la tierra se han extinguido
Mil estrellas

Pálido como el yeso –anciano sabio-
El padre te abraza
(En el fondo
Él te echó de la casa)
Regresas
Con la amarilla calabaza del desierto

Llena de agua
Atada con una cuerda a tu básculo
Largo como caduceo
Curvo por la geometría de la ciudad
Que llevas a cuestas
Atención al cruzar el umbral de tu casa
Reinará ahí un color verde profundo
Y tu padre te abrazará interminablemente
.
Nikos Spanias
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Rigas Kappatos-Carlos Montemayor: Antología de la poesía griega del siglo XX (Pontificia Universidad Católica del Perú, 2006)
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Nikos Spanias (1925-1977) nació en Atenas, pero sus padres eran de la isla de Zante, lugar en que nacieron algunos grandes poetas griegos, como Dionisios Solomñow y el italiano Ugo Fóscolo. Spanias estudió en Atenas y en 1949, por su traducción de la obra de Tenesse Williams, Glass Menagerie, obtuvo una beca para continuar sus estudios en Estados Unidos. Desde entonces vivió allña, dedicado al periodismo. Publicó cinco importantes poemarios, entre ellos, Poemas de la Tercera Avenida (1962), Dulce terror (1965) y Homenaje a Giorgio de Chirico (1980). Además de esto tradujo piezas teatrales (de Tenesse Williams, Sean O’ Casey y Jean-Paul Sartre) y poesía del inglés, francés y español. Sus traducciones, especialmente las de Rimbaud, son muy apreciadas por el lector griego. Es también autor de una antología de poetas griegos en traducción inglesa, que publicó en Nueva York en 1977.

10 Νοεμβρίου 2009

ΔΙΑΜΑΝΤΗΣ ΔΙΑΜΑΝΤΟΠΟΥΛΟΣ

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Diamandís Diamandópulos (Grecia, 1914-1995)

5 Νοεμβρίου 2009

ΤΑ ΠΑΡΑΤΣΟΥΚΛΙΑ

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Hace unos días me encontré en la calle a un antiguo compañero de escuela, calvo ya y un tanto envejecido, que se me quejó terriblemente porque, al parecer, lo veo en la calle y no lo saludo. Lo escuché un buen rato en silencio y después me apresuré a reconocer mi culpabilidad para quitármelo de encima. Cuando nos separamos, sin proponérmelo, empecé a remover el pasado. Me hirvió la sangre, ese monstruo, que ahora había tenido la osadía incluso de quejárseme, era uno de mis mayores perseguidores y torturadores cuando estábamos juntos en el colegio. Principalmente él era quien divulgaba mis incontables motes, imitando además, del modo más gracioso posible, incluso mi manera de hablar. La verdad es que no me sacó nuevos motes porque no se le alcanzaba, pero mostraba espacial ahínco en la difusión de los ya conocidos. Ese orangután era también quien llevaba los motes del colegio a mi vecindario y viceversa, y él también el que con su pandilla me los gritaba incluso en medio de la calle, cuando salía se paseo con mis padres. Cree el imbécil que ya no me acuerdo o que tengo la misma simpleza de espíritu que él. ¿Pero es que un hombre en su sano juicio puede alguna vez olvidar o perdonar los tormentos que en una ocasión le infligieron? ¿Cómo, pues, olvidar yo también lo que tuve que soportar ya desde el primer curso del colegio?
(…)
Terminé por no jugar con nadie. Jugaba solo en el patio a diferentes juegos propios.
(…)
Por las noches, casi siempre cuando estábamos comiendo, los niños pasaban en pandillas bajo mi casa y aullaban en la oscuridad mis diferentes motes. Hasta coplas me habían sacado. Únicamente yo las oía, mi familia ni se enteraba. Sentía entonces una opresión en el estómago y, dejando la comida a la mitad, corría a dormir o, más bien, a esconderme bajo las sábanas.
(…)
Ahora ya ni los más deslenguados y mordaces de mis amigos y compañeros se atreven a ponerme un mote. Cosa que casi me preocupa. Parece que con el paso del tiempo, mi voz, mi tipo, mi pensamiento, mi manera de andar, han comenzado, por fin, a sentarme bien, puede que hasta se hayan rectificado, mientras al principio eran rasgos tal vez prematuros y discordantes en mí. Mientras que con la mayoría de ellos sucede lo contrario. Seguramente, algo habrá tenido que ver también el hecho de que yo mismo me haya convertido en un as en lo de poner motes y unos cuantos que envié una vez por certificado a algunos osados y necios, les escaldaron tanto que no volvieron a decir ni pío. Es una pena no haber descubierto este método mucho antes.
Pero, sea como fuere, ahora comprendo cuánto sufrí por nada, en aquel tiempo, y cuánta influencia ejercieron en toda mi vida aquellos motes.

Yorgos Ioannu: El Sarcófago (Secretariado de publicaciónes e intercambio científico Universidad de Valladolid – Ministerio de Cultura de la República de Grecia, 1998)
Trad.: Amor López Jimeno, Elisa Ibánez Orcajo, Román Bermejo López-Muñiz
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Yiorgos Ioanu (1927 - 1985). Su nombre real era Yorgos Sorolopi, hijo de unos padres refugiados de Tracia, nació y creció en Tesalónica, ciudad en la que siendo joven fue amigo del poeta y escritor más declaradamente gay de esa generación, Dinos Christianopoulos. En su adolescencia fue miembro del movimiento de Jóvenes Cristianos, que abandonó a la edad de 21 años. Estudió Historia y Arqueología en la Facultad de Artes de la Universidad de Tesalónica, alcanzando su graduación en 1950.
Posteriormente su carrera se caracterizó por notorios vaivenes durante varios años. Después de cumplir su servicio militar, enseñó en una escuela privada durante algunos meses, siendo nombrado en 1954 como lector en el Departamento de Historia Antigua de la Universidad de Tesalónica. En ese mismo año publicó su primera colección de poemas.
En 1955 cambio formalmente de apellido adoptando el artístico de Ioanou.
En ese mismo año renunció a su puesto en la Universidad y se incorporó al profesorado de un elegante internado en Atenas, al que también renunció al cabo de pocos meses. Durante muchos años el escritor estuvo trabajando como docente en numerosas escuelas rurales del centro de Grecia y del norte del país.
En 1964 apareció su primera colección importante de prosa. Aunque prosiguió su labor docente, instalándose en Atenas finalmente en 1971, año de publicación de El Sarcófago, desde esa época se centró fundamentalmente en su tarea de escritor, produciendo historias cortas, artículos, crítica literaria, traducciones y una gran variedad trabajos en prosa breve.
Aunque la homosexualidad de Ioanou es muy importante en toda su obra, en gran parte de su trabajo literario no aparece ni es motivo de discusión.
(islaternura.com)

28 Οκτωβρίου 2009

28η ΟΚΤΩΒΡΙΟΥ 1940

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Diamandís Diamandópulos (Grecia)
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Una mañana, apenas me había repuesto, oímos en la calle vivas voces. Una vecinita, con el periódico en las manos, leía en alto “Italia nos ha declarado la guerra”. Era una noticia así de pequeña en la última página. La mirabas y no podías darle crédito. Sin embargo, al poco tiempo comenzaron los sucesivos suplementos y terminamos por creernoslo. Unos operativos pegaban en las paredes, a toda prisa, la orden de alistamieento. Los hombres jovenes bajaban en pandillas al 50o escuadrón para vestirse de soldados. Mi padre, que, por razón de su trabajo, no tenía que alistarse cogió una botella de coñac y nos hizo beber a todos a la fuerza. Había abierto las ventanas e invitaba a los viadantes. Fanfarronadas no se oían, es verdad, pero a nadie le cabía en la cabeza que los italianos pudieran encontrarse un día frente a nosotros.
Después del mediodía comenzaron a pasar por San Demetrio las falangas de movilizados. Apenas escuchábamos canciones, corríamos a la esquina para aplaudir. Las mujeres y los niños se colaban entre las filas y los besaban.
Sin embargo, cuando empezó a anochecer nos invadió la desesperación. Las luces municipales no se encendieron y dentro de casa no podíamos dar la luz, a no ser que colocáramos maantas en las ventanas. ¡Cómo íbamos a saber que los italianos no estaban en situación de bombardear durante la noche! Después sólo queríamos nublado u oscuridad.

Yorgos Ioannu: El Sarcófago (Secretariado de publicaciónes e intercambio científico Universidad de Valladolid – Ministerio de Cultura de la República de Grecia, 1998)
Trad.: Amor López Jimeno, Elisa Ibánez Orcajo, Román Bermejo López-Muñiz
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Diamandís Diamandópulos (Grecia)
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El Servicio Secreto Italiano realizaba actividades en los Balcanes y Grecia desde antes de comenzar la guerra. Durante los primeros meses de 1940, los indicios de una intervención británica en Grecia, con el propósito de usarla como plataforma para atacar a Italia, se hacían cada vez más persistentes. Mussolini analizaba con sumo cuidado los informes que le enviaban a su despacho y considera la posibilidad de un ataque sorpresivo a la tierra helena. El día 22 de Octubre de 1940, el Conde Ciano envía una nota diplomática secreta, al Embajador Grazzi en Atenas y el día 28 Mussolini ordena que Grazzi entregue la nota en la Cancillería Griega.
A las tres de la madrugada, desde su residencia en Atenas el Embajador Grazzi se dirige a la residencia del Primer Ministro Metaxas. Metaxas lee la nota donde se le dice que el gobierno griego ha violado la neutralidad repetidamente lo que constituye una amenaza para Albania y por tanto, el Imperio Italiano exige el derecho a ocupar ciertos puntos estratégicos en Grecia de manera inmediata. De negarse a esta petición la nota indica que las fuerzas italianas cruzarán la frontera a las 06:00 AM. Sigue la protesta inmediata del Primer Ministro y Grazzi abandona la residencia.
A las 5:30 AM del día 28 de octubre de 1940, las tropas italianas cruzan la frontera en la región del Épiro y del Pindo sobre Janina. El General Visconti Prasca se encuentra emocionado al tener el privilegio de ejecutar la "Blitzkrieg Italiana" que tanto anhela Il Duce. Poco antes, Mussolini había manifestado que abandonaría el cargo, si en un mes las tropas italianas no han ocupado Atenas.
Sin embargo, esta poderosa fuerza en pocos días se encuentra con una resistencia terrible por parte de los griegos y un clima invernal que cubre de nieve y barro todo el frente. Casi cinco meses desde que se inició la ofensiva el 28 de octubre Musolini había ya olvidado su promesa.
(exordio.com)
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Yannis Tsarouchis (Grecia)

25 Οκτωβρίου 2009

ΤΟ ΑΝΔΡΙΚΟ ΓΥΜΝΟ ΣΤΗΝ ΕΛΛΗΝΙΚΗ ΖΩΓΡΑΦΙΚΗ ΤΟΥ ΜΕΣΟΠΟΛΕΜΟΥ

El desnudo masculino en la pintura griega de entreguerras
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Nikos Nikolau (1929) – Spiridon Yiánaris (1929)
Yianis Móralis (1931) - Stéfanos Almaliotis (1931)
Constantinos Dakos (1932) - Apóstolos Pátsaris (1936)
Costas Malamos (1937) – Yioryis Jintsoglu (1937)
Aléxandos Alexandrakis (1937) - Yianis Spirópulos (1938)
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