30 Μαρτίου 2012

Η ΟΜΟΦΥΛΟΦΙΛΙΑ ΜΕΤΑΞΥ ΤΩΝ ΘΝΗΤΩΝ 2 - ΟΡΦΕΑΣ ΚΑΙ ΚΑΛΑΪΣ (ζ’)

George Hurrel: Ramon Novarro como El nuevo Orfeo
F. Holland Day: Orfeo (1907)
Henry Seeley: Orfeo (1903)

LA HOMOSEXUALIDAD ENTRE LOS MORTALES 2 – ORFEO Y CALAIS (h’)

Un cantor muy hermoso se enamoró de un bello joven.
Una excesiva pasión sentía en su lánguido pecho
y con sus labios pálidos cantaba su dolor:
“Me sentaré frente a ti para hablarte, para escucharte,
para ver tus rubios cabellos y tus frescos labios
que tienen el color de la granada y la dulzura del cantuesco”.
Las solteras y las casadas escucharon la canción.
Las hermosas muchachas y las novias gritaron:
“Un hombre arrastra con su canto a amar a un hombre.
Caerán en el olvido las bodas y los noviazgos
y pasaremos la noche sin un marido a nuestro lado.
Las tetas de nuestros pechos no amamantarán a los niños”.
Amaneció un día de fiesta, allá, en las provincias turcas
y los pueblos se congregaron. Acudieron hombres y mujeres.
Acudió también el cantor con su propio laúd
y empezó a entonar su canción solitaria,
mientras le respondía la dulce melodía del laúd.
Las jovenes palidecieron como pálidas flores
y se irritaron enormemente en sus corazones.
Las solteras y las casadas cogieron piedras y quijarros
y golpearon al cantor mientras cantaba.
El dorado laúd dejó en silencio sus acordes.
El cantor, desconocido entre su sangre, yace en el suelo
y ninguna plañidera le entona sus lamentos.
Las enloquecidas muchachas le cortaron la cabeza
y la arrojaron al río junto al laúd.
Pero el río los hizo salir a la playa, entre las olas.
Caminan como compañeros la cabeza y el laúd.
La ola que pasaba iba resonando dulcemente
y el mar la transportó a numerosas islas.
Todo el derredor de las islas escuchaba, por la tarde
y por la noche, escuchaba la melodía sin saber su procedencia.
Los niños pequeños gritaban: “La produce el mar”.
La melodía se detuvo en un punto profundo,
como una estrella que brilla a medianoche en un lugar.
Parecía que se trataba dal canto de mil ruiseñores.
Los expertos marineros acudieron con sus barcas
y cogieron la cabeza. También cogieron el laúd
y enterraron la cabeza y el laúd en una tumba.
Desde aquel tiempo, en las aldeas de las islas,
las jovenes y los muchachos tocan hermosos órganos
y adornan los laúdes con plata y oro.
Las madres dan a luz hijas de dulces voces
que tienen rostros de ángeles y son ángeles del canto.
Sin embargo, en tierra firme, entre las mujeres asesinas,
los hombres cogieron un hierro, lo pusieron al rojo vivo
en el fuego y marcaron las frentes y espaldas de las muchachas
para que no se recocijaran demasiado por el crimen cometido.

Yeoryios Tertsetis (1800-1874) / Grecia
de la Antología de la Poesía Griega. Desde el siglo XI hasta nuestros días (Ediciones Clásicas, 1997)
Traducción: José A. Moreno Jurado

+información: http://unamiradagay.blogspot.com/2009/05/blog-post_19.html


Felix Valotton: Orfeo y las Ménades
Max Jacob: Orfeo y las Ménades
Valerio Catello: Orfeo atacado por las Ménades

Según Santini, Fanocles y Ovidio pudieron tener una fuente común en que las mujeres eran tatuadas con los mismos instrumentos punzantes con que atacaron a Orfeo. Esta conexión entre delirio y castigo habría sido obviada por Fanocles, que no explica por qué sa ha elegido la marca con tatuajes como castigo para el crimen. Ovidio menciona los instrumentos punzantes, pero habría cambiado el motivo del tatuaje por la transformación de las tracias en árboles. Sin embargo, tal suposición no parece necesaria: Fanocles creyó que la costumbre tracia de tatuarse podía explicarse etiológicamente como castigo por la muerte de Orfeo, sin preocuparse de que estuviera directamente relacionada con su forma de morir. Ovidio seguramente conoció el texto de Fanocles y lo amplió haciendo que las mujeres encontraran los instrumentos del crimen en un labrantío.

Alberto Bernabé y Francesc Casadesús (coord.): Orfeo y la tradición órfica. Un reencuentro I (Akal, 2008)

Jean Cocteau: Orfeo

20 Μαρτίου 2012

Η ΟΜΟΦΥΛΟΦΙΛΙΑ ΜΕΤΑΞΥ ΤΩΝ ΘΝΗΤΩΝ 2 - ΟΡΦΕΑΣ ΚΑΙ ΚΑΛΑΪΣ (η')

Según Conón, Orfeo vetó el acceso de mujeres a los misterios que había instituido en Libetra. Los guerreros de Macedonia y Tracia reunían con él en determinados días en una casa cerrada, dejando a la puerta las armas. Una noche se apoderaron de ellas las mujeres y, cuando sus maridos salieron, les dieron muerte, a Orfeo lo despedazaron y tiraron al mar sus despojos. Menciona también una de las razones que ya daba Ovidio: por lo mal que había resultado su relación con su mujer, odió a todo el género femenino. Para Graf la exclusión de las mujeres de determinados misterios fue lo que originó el mito etiológico de que fueron éstas quienes acabaron con Orfeo. Hay que señalar que esta noticia se contradice con la realidad de los misterios órficos, que no estaban vetados a las mujeres.
En varios vasos desde 460 a.C. el poeta aparece cantando sólo para hombres y las mujeres irrumpen de lo que puede deducirse que la razón de su ira es su exclusión de un círculo masculino presidido por Orfeo, según la tradición que recogen Cónon o Pausanias.

Pausanias testimonia que Orfeo sólo se rodeó de hombres, a los que convenció para que lo siguieran en vagar. Las mujeres planearon su muerte, si bien no se atrevieron a llevarla a cabo por miedo a sus maridos, hasta que cobraron valor mediante el vino. De ahí que los guerreros tracios siempre fueran a la guerra embriagados. Nuevamente estamos ante un mito etiológico, que según Graf intenta explicar una antigua técnica de combate a través del trance, común entre guerreros de pueblos indoeuropeos, como los germanos, los celtas, los iranios y más tarde los “asesinos” iranios. Siempre forman sociedades secretas, por lo que los guerreros seguidores de Orfeo vagando por el país bien pueden reflejar una de ellas.


Nos han llegado dos interpretaciones simbólicas del mito: para Himerio los autores de la muerte fueron los hombres de Libetra, pero el relato los cambió por mujeres porque, movidos por la envidia ante su canto, emprendieron contra Orfeo una tropelía propia de mujeres. El neoplatónico Proclo, desde una perspectiva filosófica y alegórica, cree que el desmembramiento de Orfeo significa que, una vez que murió, los hombres no pudieron recibir la perfección que éste había alcanzado en el arte musical y sólo participaron fragmentariamente de su ciencia.

Alberto Bernabé y Francesc Casadesús (coord.): Orfeo y la tradición órfica. Un reencuentro I (Akal, 2008)

George Platt Lynes: Orfeo

10 Μαρτίου 2012

Η ΟΜΟΦΥΛΟΦΙΛΙΑ ΜΕΤΑΞΥ ΤΩΝ ΘΝΗΤΩΝ 2 - ΟΡΦΕΑΣ ΚΑΙ ΚΑΛΑΪΣ (ζ')


Muerte de Orfeo
Este mitema es uno de los más confusos, por las diferentes versiones que contiene. La más antigua proviene de Esquilo en sus “Basárides”: «(…) Las vulpejas [Basárides] lo despedazaron y dispersaron sus miembros, cada una por su lado. Pero vinieron las musas, reunieron los miembros dispersos y les dieron sepultura en la ciudad llamada Libetra». Por la pena, Orfeo se recluye en la práctica de unos misterios basados en su conocimiento (gnosis) del Hades, a los cuales solo permitía el acceso a los hombres. En otra versión aparece como sacerdote de Apolo. Las mujeres tracias –ménades para algunos autores- ofendidas por su devoción al recuerdo de Eurídice y por su obstinado rechazo a la compañía femenina, por presidir un culto solo accesible a los hombres, o incluso por dedicarse a la pederastia, lo despedazaron y lanzaron sus restos al mar (o al río Hebro según otras versiones). Su cabeza, mientras era arrastrada por la corriente, cantaba y profetizaba, hasta llegar a la isla de Lesbos) o Lemnos, según otra versión), donde fue rescatada y convertida en objeto de culto, y Orfeo, a su vez, convertido en patrón de la poesía.
Otra versión afirma que Orfeo, cuando Dionisos hizo su aparición en Tracia, rechazó la presencia del dios, afirmó la supremacía de Apolo y condenó los sacrificios dionisiacos y el comportamiento ´licencioso´de la ménades. Por esa razón, Dionisos habría infundido una pasión destructiva sibre las ménades para que descuartizaran a Orfeo. Una versión final lo hace morir directamente bajo el rayo de Zeus, por enseñar en sus misterios conocimientos secretos sobre el Hades.

Yidy Paez Casadiegos: Epifania y Etiologia: Ensayos sobre Mito y Religiosidad Griega Antigua (Universidad del Norte, 2011)

En el mito, tras la pérdida de Eurídice, orfeo descubre y propaga el gusto por los mancebos al grado que las bacantes, despreciadas y celosas, lo descuartizan y lanzan su cabeza al mar. Hay un grabado de Durero de 1496 en que vemos a dos bacantes golpeando a muerte a Orfeo agachado, con su lira en el suelo, mientras que Eros como niño (Cupido) huye de la escena. En la parte superior del grabado, entre las ramas de un árbol, se lee en una banda : “Orfeo el primer sodomita”. Orfeo es ambivalente sexualmente. La tradición oficial conoce y presenta su historia heterosexual, su amor por Eurídice , pero Orfeo es también el fundador mítico de la pederastia.

Amado Nervo: El diamante de la inquietud (Universidad Nacional Autónoma de México, 2003)



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