30 Ιουλίου 2011

ΕΡΩΤΕΥΜΕΝΟΙ ΘΕΟΙ 3- ΔΙΑΣ γ'


Ganimedes: Y cuando tenga ganas de jugar, ¿quién jugará conmigo? Porque en Ida éramos muchos de la misma edad.
Zeus: También aquí tendrás a Eros a jugar contigo, y además muchísimas
tabas. Lo único que has de hacer es tranquilizarte, mostrarte alegre y no echar de menos ninguna de las cosas de la tierra (…)
Ganimedes: ¿Y con quién me acostaré por la noche? ¿Con mi compañero Eros?
Zeus: No, que precisamente te rapté, para que durmiéramos juntos.
Ganimedes: ¿Es que no puedes dormir solo y prefieres dormir conmigo?
Zeus: Sí, especialmente con un muchacho como tú, Ganimedes.
Ganimedes: (…) Pues mi padre se enfadaba conmigo cuando dormíamos juntos, y por la mañana decía que yo no le había dejado dormir, dando vueltas y patadas y gritando cada vez que me dormía. De manera que, si, como dices, me raptaste para esto, procura devolverme de nuevo a la tierra o tendrás problemas de insomnio, porque te molestaré continuamente, dando vueltas sin parar.
Zeus: Eso es precisamente en lo que me darás más gusto, desvelándome contigo, mientras te beso y te abrazo muchas veces.
Ganimedes: Tú sabrás lo que haces, porque yo dormiré mientras tú me besas.
Zeus: entonces ya veremos lo que hay que hacer. Ahora, Hermes, llévatelo, y una vez que haya tomado la bebida de inmortalidad, tráetelo para que nos escancie, pero antes enséñale cómo hay que ofrecer la copa.

Luciano de Samósata: Dialogos de dioses


Lo encontró (a Eros) en un lugar apartado en el jardín florido de Zeus,
no a él solo, también con él halló a Ganimedes, aquel al que Zeus un día
lo llevó a vivir en el cielo como huésped de los dioses inmortales,
deseoso de su belleza. Jugaban los dos con las tabas
de oro, como hacen los muchachos de edades semejantes.
Y ya el desvergonzado de Eros recogía por debajo de su pecho
el hueco de su mano izquierdo lleno totalmente a rebosar,
puesto en pie. Un rubor asomaba a flor de piel
en sus mejillas. Muy cerca de él, en cuclillas, estaba Ganimedes
en silencio, con los ojos clavados en el suelo; dos tenía, lanzándolas aún
en vano, una tras otra, y estaba enojado al verlo reír a carcajadas.
Y nada más perder estas también las primeras,
se marchó, desolado, con las manos vacías, y no vio
a Cipris que llegaba.

Apolonio de Rodas: Argonauticas (Akal, 1991)
Edición: Manuel Pérez López


Hermes, Zeus y (probablemente) Ganimedes, 575-525 a.C., Museo Arqueológico de Palermo
Zeus, Ganimedes y Hebe, 510 a.C., Colecciones Estatales de Antigüedades de Munich
Alfred Sacheverell Coke: Eros y Ganimedes

20 Ιουλίου 2011

ΕΡΩΤΕΥΜΕΝΟΙ ΘΕΟΙ 3- ΔΙΑΣ β'


Eneas respondióle diciendo: (…) Primero Zeus, que amontona las nubes, engendró a Dárdano, y éste fundó la Dardania al pie del Ida, en manantiales abundoso; pues aún la sacra Ilión, ciudad de hombres de voz articulada, no había sido edificada en la llanura. Dárdano tuvo por hijo al rey Erictonio, que fue el más opulento de los mortales hombres: poseía tres mil yeguas que, ufanas de sus tiernos potros, pacían junto a un pantano. — El Bóreas enamoróse de algunas de las que vio pacer, y transfigurado en caballo de negras crines, hubo de ellas doce potros que en la fértil tierra saltaban por encima de las mieses sin romper las espigas y en el ancho dorso del espumoso mar corrían sobre las mismas olas— Erictonio fue padre de Tros, que reinó sobre los troyanos; y éste dio el ser a tres hijos irreprensibles: Ilo, Asáraco y el deiforme Ganimedes, el más hermoso de los hombres, a quien arrebataron los dioses a causa de su belleza para que escanciara el néctar a Zeus y viviera con los inmortales. Ilo engendró al eximio Laomedonte, que tuvo por hijos a Titonio, Príamo, Lampo, Clitio e Hicetaón, vástago de Ares. Asáraco engendró a Capis, cuyo hijo fue Anquises. Anquises me engendró a mí y Príamo al divino Héctor. Tal alcurnia y tal sangre me glorío de tener.

Homero: Ilíada, XX



Así el próvido Zeus robó al rubio Ganimedes por su belleza, para que estuviera entre los inmortales y en la morada de Zeus escanciara a los dioses, ¡cosa admirable de ver!; y ahora, honrado por todos los inmortales, saca el dulce néctar de una crátera de oro. Inconsolable pesar se apoderó del alma de su padre Tros, que ignoraba adonde la divinal tempestad le había arrebatado el hijo, y desde entonces lo lloraba constantemente, todos los días; pero Zeus se apiadó de él y le dio a cambio del hijo caballos de ágiles pies, de los que usan los inmortales. Se los dio de regalo para que los poseyera, y el mensajero Argifontes se lo explicó todo por orden de Zeus: que Ganímedes sería inmortal y se libraría de la vejez como los dioses. Y desde que oyó el mensaje de Zeus ya no lloró más; sino que se alegró interiormente, en su corazón, y alegre se dejaba conducir por los caballos de pies rápidos como el viento.

Himno homérico V, A Afrodita


Zeus y Ganimedes, 475-450 a.C., Museo Arqueológico de Gela
Zeus – Ganimedes, 500-490 a.C., Museo de Louvre
Zeus y Ganimedes, 490-480 a.C., Museo de Bellas Artes Boston

10 Ιουλίου 2011

ΕΡΩΤΕΥΜΕΝΟΙ ΘΕΟΙ 3. ΔΙΑΣ α'


DIOSES ENAMORADOS 3. ZEUS

Tros, el epónimo de la tierra de Troya, sucedió a su padre, Erictonio, en el trono y se casó con Calírroe, hija de Escamandro, quien le dio tres hijos, Ilo, quien heredó el trono y fundó la ciudad de Ilión (a menudo llamada Troya en sentido extenso), Asáraco y Ganímedes.
Ganímedes pasó muy poco tiempo en su tierra natal, ya que, debido a su belleza, Zeus lo raptó de joven y se lo llevó al Olimpo para que sirviera allí como copero de los dioses. Su destino se cuenta en la Ilíada, que indica que los dioses se lo llevaron para que viviera junto a ellos como escanciador de vino de Zeus porque su belleza era excepcional, era el más bello de los mortales. Según otra fuente antigua, el Himno homérico a Afrodita, Zeus provocó que un torbellino se lo llevara a los cielos, para desdicha de su padre, que no sabía adónde había sido llevado. Zeus se apiadó de Tros, no obstante, y mandó a Hermes para que se comunicara que Ganímedes viviría junto a los dioses como inmortal y le entregó unos cuantos caballos divinos para compensarse por la pérdida. Estos caballos se convirtieron después en una fuente de problemas, como sucede en la mayoría de las ocasiones con los regalos divinos, ya que Heracles se quiso hacer con ellos. Otra tradición sugiere que Zeus le dio una vid de oro a Tros (o a su nieto Laomedonte) como compensación por el rapto de su hijo.
En el que se ha convertido en el relato más célebre del rapto, Zeus mandó en águila (su animal favorito) o se transformó él mismo en un águila para llevárselo. La primera de las versiones es la que se implanta en las fuentes helenísticas; en las representaciones artísticas más antiguas de los vasos de figuras rojas el propio Zeus aparece raptando a Ganímedes con su forma habitual. Aunque siempre se señala que Ganímedes fue llevado a lso cielos por su belleza, no se apunta que Zeus se lo llevaría para convertirlo en su amante. Desde época clásica en adelante, sin embargo, se considera que el motivo del rapto era ése, como mencionan Teognis y Píndaro. Cabe señalar que la palabra «catamita» (catamitus en latín) deriva de la forma latina del nombre de Ganímedes.

Robin Hard: El gran libro de la Mitología Griega (La esfera de los libros, 2008)


Zeus y Ganímedes, s. V a.C., Olimpia
Zeus y Ganímedes, ca 450 a.C., Museo de Ferrara
Zeus y Ganímedes, ca 490-480 a.C., Museo Metropolitano de Nueva York
Ganímedes. Copia romana de original griego, época imperial, Roma
Escultura romana de Ganimedes y Zeus. Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid.
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