Preguntaba por la calidad (1927)
Desde la oficina donde lo habían tomado
para un puesto insignificante y mal pagado
(como ocho liras al mes: con los extras)
salió al terminar su maldito trabajo
donde la tarde entera había estado agachado:
salió a las siete, e iba caminando lentamente
haraganeando por la calle.- Hermoso,
e interesante: de tal modo que mostraba haber llegado
a su plena realización sensual.
Los veintinueve años, los había cumplido el mes pasado.
Vagaba por la calle, y por los pobres
pasajes que llevaban a su casa.
Al pasar frente a un pequeño negocio
donde vendían unos artículos
falsificados y baratos para obreros,
vio dentro una cara, vio una figura
que le atrajo y entró, como buscando
ver unos pañuelos de color.
Preguntaba por la calidad de los pañuelos
y cuánto costaban con voz ahogada,
casi apagada por el deseo.
Y de igual manera vinieron las respuestas,
distraídas, en voz baja,
con un consentimiento subentendido.
Seguían hablando sobre la mercancía -pero
único objetivo: que se tocaran las manos
sobre los pañuelos; que se acercaran
los rostros, los labios como por casualidad:
un contacto momentáneo del cuerpo.
Rápida y furtivamente, para que no se diera cuenta
el dueño de la tienda que estaba sentado al fondo.
Costantino Cavafis / Grecia
Desde la oficina donde lo habían tomado
para un puesto insignificante y mal pagado
(como ocho liras al mes: con los extras)
salió al terminar su maldito trabajo
donde la tarde entera había estado agachado:
salió a las siete, e iba caminando lentamente
haraganeando por la calle.- Hermoso,
e interesante: de tal modo que mostraba haber llegado
a su plena realización sensual.
Los veintinueve años, los había cumplido el mes pasado.
Vagaba por la calle, y por los pobres
pasajes que llevaban a su casa.
Al pasar frente a un pequeño negocio
donde vendían unos artículos
falsificados y baratos para obreros,
vio dentro una cara, vio una figura
que le atrajo y entró, como buscando
ver unos pañuelos de color.
Preguntaba por la calidad de los pañuelos
y cuánto costaban con voz ahogada,
casi apagada por el deseo.
Y de igual manera vinieron las respuestas,
distraídas, en voz baja,
con un consentimiento subentendido.
Seguían hablando sobre la mercancía -pero
único objetivo: que se tocaran las manos
sobre los pañuelos; que se acercaran
los rostros, los labios como por casualidad:
un contacto momentáneo del cuerpo.
Rápida y furtivamente, para que no se diera cuenta
el dueño de la tienda que estaba sentado al fondo.
Costantino Cavafis / Grecia
Trad.: Miguel Castillo Didier
Yannis Tsarouchis (Grecia)
Su Origen (1921)
.
Su Origen (1921)
.
El ansia de su ilícito placer
sa ha saciado. Del colchón se han levantado
y aprisa se visten sin hablar.
Por separado salen, a escondidas, de la casa
y por la calle van inquietos, parece
como si sospecharan que algo en ellos les traiciona
por la clase de lecho en que hace poco cayeron.
Cómo se ha enriquecido, en cambio, la vida del poeta.
Mañana, pasado o años más tarde se escribirán
los versos vigoroso que aquí tuvieron su comienzo.
sa ha saciado. Del colchón se han levantado
y aprisa se visten sin hablar.
Por separado salen, a escondidas, de la casa
y por la calle van inquietos, parece
como si sospecharan que algo en ellos les traiciona
por la clase de lecho en que hace poco cayeron.
Cómo se ha enriquecido, en cambio, la vida del poeta.
Mañana, pasado o años más tarde se escribirán
los versos vigoroso que aquí tuvieron su comienzo.
.
Costantino Cavafis / Grecia
Costantino Cavafis / Grecia
Trad.: Pedro Bádenas de la Peña
En la calle (1916)
Su simpático rostro un poco pálido
y los ojos castaños aún absortos.
Veinticinco años, aunque aparenta más bien veinte.
Algo le da en su atuendo vago aire de artista:
la corbata tal vez o la forma del cuello.
Marcha sin fin preciso por la calle
como aún poseído del placer ilegal,
del prohibido amor que acaba de ser suyo.
Su simpático rostro un poco pálido
y los ojos castaños aún absortos.
Veinticinco años, aunque aparenta más bien veinte.
Algo le da en su atuendo vago aire de artista:
la corbata tal vez o la forma del cuello.
Marcha sin fin preciso por la calle
como aún poseído del placer ilegal,
del prohibido amor que acaba de ser suyo.
.
Costantino Cavafis / Grecia
Costantino Cavafis / Grecia
Trad.: José Ángel Valente
3 σχόλια:
Qué maravilla.
Cavafis, Tsarocuhis -y Valente, el traductor, un gran poeta también-.
Unos poemas más de Cavafis en versión de José Ángel Valente:
Cuanto puedas...
Cuanto puedas
Si imposible es hacer tu vida como quieres,
por lo menos esfuérzate
cuanto puedas en esto: no la envilezcas nunca
por contacto excesivo
con el mundo que agita movedizas palabras.
No la envilezcas nunca
en el tráfago inútil
o en el necio vacío
de los rostros diarios
y al cabo te resulte un huésped importuno.
Fui
No me ligué.
Por entero me liberé y me fui.
Hacia goces que estaban
parte en la realidad, parte en mi ser,
en la noche iluminada fui.
Yo bebí un vino fuerte,
como sólo el audaz bebe el placer
Desde las nueve
Doce y media. Rápidamente el tiempo
pasó desde las nueve, cuando encendí mi lámpara
y me senté aquí. Estoy sentado
sin hablar o leer. ¿A quién podría hablar
en la casa desierta?
La imagen de mi cuerpo joven,
cuando encendí mi lámpara a las nueve,
vino a mi encuentro despertando
un perfume de cámaras cerradas
y pasado placer. ¡Qué audaz placer!
También trajo a mis ojos
calles ahora no reconocibles,
lugares de otro tiempo donde la vida ardió,
viejos teatros o cafés difuntos.
La imagen de mi cuerpo joven vino
y me trajo también memorias tristes:
las penas familiares, los adioses,
los sentimientos de los míos,
los sentimientos de los muertos
apenas atendidos.
Doce y media. Cómo pasan las horas.
Doce y media. Cómo pasan los años.
Muy raramente
Es un viejo.
Agotado, encorvado,
vencido por los excesos y los años,
por la calleja avanza con pie lento.
Sin embargo, cuando entra en su casa para esconder allí
su ancianidad y su miseria, piensa
en todo la que aún comparte con él la juventud.
Los jóvenes recitan sus versos.
Las imágenes
por él creadas ahora encienden sus ojos.
Su sano y voluptuoso espíritu,
su cuerpo hermoso y firme aún, se conmueven
con la expresión que él diera a la belleza.
En un viejo libro de hace casi cien años...
En un viejo libro de hace casi cien años,
entre las hojas olvidada,
encontré una acuarela sin firma.
Ha de haber sido obra de un poderoso artista
Llevaba como título: «Imagen del amor».
En un viejo libro
-Del amor extremadamente sensual, sería más preciso.
Porque era manifiesto al contemplarla
(en nada se ocultaba la intención del artista)
que al amor ejercido sanamente, dijéramos,
al amor más o menos permitido,
el joven del dibujo
no fuera destinado: con sus profundos ojos pardos
y la sutil belleza de su rostro,
la absorbente belleza de lo anómalo,
sus labios ideales
que entregan el placer a un cuerpo amado,
sus ideales miembros hechos para camas
que infames considera la ordinaria moral.
siempre me apunto a recordar a Cavafis.
abrazos.
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