271. Los efebos más hermosos
Adonis, hijo de Cíniras y de Esmirna, al que amó Venus. Endimión, hijo de Etolo, a quien amó la Luna. Ganimedes, hijo de Erictonio, al que amó Júpiter. Jacinto, hijo de Ébalo, al que amó Apolo.
Narciso, hijo del río Cefisom ak que se enamoró de sí mismo. Atlantio, hijo de Mercurio y de Venus, que fue llamado Hermafrodito. Hilas, hijo de Teodamante, al que amó Hércules. Crisipo, hijo de Pélope, al que Teseo raptó en unos juegos.
Higino: Fábulas mitológicas (Alianza, 2009)
Trad.: Francisco Miguel del Rincón Sánchez
El rey de los altísimos, un día, del frigio Ganimedes en el amor
ardió, y hallado fue algo que Júpiter ser prefiriera,
antes que lo que él era. En ninguna ave, aun así, convertirse
se digna, sino la que pudiera soportar sus rayos.
Y no hay demora, batido con sus mendaces alas el aire,
robó al Ilíada, el cual ahora también copas le mezcla,
y, de Juno a pesar, a Júpiter el néctar administra.
Ovidio: Metamorfosis, Libro X
Traducción de Ana Pérez Vega
Adonis, hijo de Cíniras y de Esmirna, al que amó Venus. Endimión, hijo de Etolo, a quien amó la Luna. Ganimedes, hijo de Erictonio, al que amó Júpiter. Jacinto, hijo de Ébalo, al que amó Apolo.
Narciso, hijo del río Cefisom ak que se enamoró de sí mismo. Atlantio, hijo de Mercurio y de Venus, que fue llamado Hermafrodito. Hilas, hijo de Teodamante, al que amó Hércules. Crisipo, hijo de Pélope, al que Teseo raptó en unos juegos.
Higino: Fábulas mitológicas (Alianza, 2009)
Trad.: Francisco Miguel del Rincón Sánchez
El rey de los altísimos, un día, del frigio Ganimedes en el amor
ardió, y hallado fue algo que Júpiter ser prefiriera,
antes que lo que él era. En ninguna ave, aun así, convertirse
se digna, sino la que pudiera soportar sus rayos.
Y no hay demora, batido con sus mendaces alas el aire,
robó al Ilíada, el cual ahora también copas le mezcla,
y, de Juno a pesar, a Júpiter el néctar administra.
Ovidio: Metamorfosis, Libro X
Traducción de Ana Pérez Vega
Francesco Albani / Corregio / Anton Raphael Mengs
1 σχόλιο:
encuentro a faltar, tal vez sea precipitación a Antinoo, este fue de carne y hueso y quedó inmortalizado en el esplendor de su belleza.
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