4 Ιουνίου 2009

Η ΕΜΟΡΦΙΑ ΤΟΥΣ, ΠΟΥ ΕΧΑΘΗΚΕ ΓΙΑ ΠΑΝΤΑ

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Miris: Alejandría del 340 D.C. (1929)
.
Cuando supe la desgracia, que había muerto Miris,
fui a su casa, a pesar de que evito
entrar a las casas de Cristianos,
sobre todo cuando tienen duelos o festejos.
Me detuve en un pasillo. No quise
avanzar más adentro, pues percibí
que los parientes del muerto me miraban
con manifiesto asombro y desagrado.
Lo tenían en una sala grande
que desde el extremo donde me detuve
vi un poco: toda tapices preciosos,
y utensilios de oro y de plata.
Yo estaba de pie llorando al final del pasillo.
Y pensaba que nuestras reuniones y excursiones
sin Miris no tendrían ya valor
y pensaba que ya no lo vería
en nuestras bellas trasnochadas inmorales
regocijarse, y reír, y recitar versos
con su perfecto sentido del ritmo griego;
y pensaba que había perdido para siempre
su belleza, que había perdido para siempre
al joven que adoraba con locura.
Unas ancianas, cerca de mí, hablaban en voz baja
del último día que vivió-
continuamente en sus labios, el nombre de Jesús,
tenía una cruz en sus manos.-
Entraron después al aposento
cuatro sacerdotes Cristianos, y decían sus oraciones
con fervor y unas súplicas a Jesús
o a María (no conozco bien su religión)
Sabíamos, ciertamente, que Miris era Cristiano.
Lo sabíamos desde el primer momento, cuando
el año antepasado entró a nuestro grupo.
Pero vivía absolutamente como nosotros.
De todos nosotros el más entregado a los placeres;
disipando con largueza su dinero en las diversiones.
Sin cuidado por el juicio de la gente,
se metía de adrede en riñas nocturnas en las calles
cuando nuestra cuadrilla acertaba
a hallar un grupo opuesto.
Nunca hablaba de su religión.
Más aun, cierta vez le dijimos
que lo llevaríamos con nosotros al Serapion.
Pero como que se disgustó
con esa broma: ahora recuerdo.
Ah y también me vienen a la mente otras dos ocasiones.
Cuando hicimos libaciones a Poseidón,
se apartó de nuestro grupo y volvió la vista a otra parte.
Cuando entusiasmado uno de nosotros
dijo "el grupo nuestro que esté
bajo el favor y protección del grande,
del hermosísimo Apolo" -Miris susurró
(los demás no lo oyeron) "con excepción de mí'.
Los sacerdotes Cristianos en alta voz
suplicaban por el alma del joven.-
Yo observaba con cuánto esmero
y con qué atención concentrada
se preparaba todo en las formas
de su religión para el funeral Cristiano.
Y de repente me dominó una extraña impresión.
De una manera indefinida, sentía
como si Miris se marchase de mi lado.
Sentía que se había unido, Cristiano,
con los suyos, y que me había vuelto
yo un extraño, muy extraño, sentía además
que una duda se me allegaba: acaso hubiera sido engañado
por mi afecto, y siempre le fui extraño.-
Me lancé fuera de la horrible casa de ellos,
huí velozmente antes que el recuerdo de Miris me
fuera arrebatado, cambiado por el cristianismo de ésos.

Constantino Cavafis/Grecia
Trad.: Miguel Castillo Didier

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Tumba de Lanes (1918)

El Lanes que amaste, Marco, no está aquí,
en la tumba a que vienes a llorar, y te quedas horas y horas.
Al Lanes que tú amaste, lo tienes más cerca de ti,
en tu casa, cuando te encierras y contemplas el cuadro,
que ha conservado algo de lo que en él de más valor había,
que ha conservado algo de lo que amaste en él.

Recuerdad, Marco, que trajiste del palacio
del procónsul a aquel famoso pintor de Cirene,
y con qué astucia de artista él,
apenas vio a tu amigo, os quiso convencer
de que por encima de todo representarlo como Jacinto
(de esta manera se celebraría el cuadro más).

Pero tu Lanes su belleza no la prestaba de esa manera;
y, oponiendose con firmeza, dijo que de ningún modo
representaría a Jacinto, ni nigún otro,
sino a Lanes, hijo de Ramético, alejandrino.

Constantino Cavafis/Grecia
Trad.: Ramón Irigoyen

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1 σχόλιο:

Javier είπε...

Eterno Constantino Cavafis !!!!

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