En la escalera (1904)
Cuando bajaba yo por la sórdida escalera
entrabas por la puerta y, fugazmente,
vi tu rostro deconocido y tú me viste.
Me escondí luego para que no me vieras de nuevo, y tú
pasaste aprisa, escondiendo tu rostro,
y te perdiste dentro de aquella sórdida casa
donde no hallarías el placer, como tampoco yo lo hallé.
Y, sin embargo, el amor que deseabas, yo podía dártelo;
el amor que yo deseaba -tus ojos cansados y ambiguos
me lo decían- tú podías dármelo.
Nuestros cuerpos lo habían percibido y se buscaban;
la sangre y la piel nos comprendieron.
Pero, turbados, los dos nos escondimos.
Andreas Karayan (Chipre)
Y en sus lechos me recliné y me eché (1915)
Cuando entré en la casa de placer,
no me quedé en el salón donde, con cierto decoro,
se celebran aceptados juegos de amor.
Me fui a las alcobas secretas
y en sus lechos me recliné y me eché.
Me fui a las alcobas secretas
cuya sola mención avergüenza.
Mas yo no siento vergüenza -porque entonces
¿qué poeta sería yo y qué artista?
Mejor haber sido un asceta. Estaría más a tono,
mucho más a tono con mi poesía
que hallando placer en el promiscuo salón.
C.P. Cavafis: Poesía Completa (Alianza Tres, 1982)
Trad.: Pedro Bádeñas de la Peña
Cuando bajaba yo por la sórdida escalera
entrabas por la puerta y, fugazmente,
vi tu rostro deconocido y tú me viste.
Me escondí luego para que no me vieras de nuevo, y tú
pasaste aprisa, escondiendo tu rostro,
y te perdiste dentro de aquella sórdida casa
donde no hallarías el placer, como tampoco yo lo hallé.
Y, sin embargo, el amor que deseabas, yo podía dártelo;
el amor que yo deseaba -tus ojos cansados y ambiguos
me lo decían- tú podías dármelo.
Nuestros cuerpos lo habían percibido y se buscaban;
la sangre y la piel nos comprendieron.
Pero, turbados, los dos nos escondimos.
Andreas Karayan (Chipre)
Y en sus lechos me recliné y me eché (1915)
Cuando entré en la casa de placer,
no me quedé en el salón donde, con cierto decoro,
se celebran aceptados juegos de amor.
Me fui a las alcobas secretas
y en sus lechos me recliné y me eché.
Me fui a las alcobas secretas
cuya sola mención avergüenza.
Mas yo no siento vergüenza -porque entonces
¿qué poeta sería yo y qué artista?
Mejor haber sido un asceta. Estaría más a tono,
mucho más a tono con mi poesía
que hallando placer en el promiscuo salón.
C.P. Cavafis: Poesía Completa (Alianza Tres, 1982)
Trad.: Pedro Bádeñas de la Peña
1 σχόλιο:
Me fui a las alcobas secretas
cuya sola mención avergüenza.
gracias por los enlaces a Never on Sunday, adoro esa película, y a la Ilya/Melina cantando a los chicos del Pireo.
un abrazo.
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