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Desde el siglo V el aspecto sexual de la amistad entre Aquiles y Patroclo es un lugar común (…)La oposición entre Esquines (para quien el erasta es Aquiles) y Platón (para quien es Patroclo), reveladora de una dificultad, remite a la pertinente respuesta de Jenofonte: la homosexualidad griega es fundamentalmente una pederastia, un amor por los muchachos jóvenes: Aquiles y Patroclo, Teseo y Pirítoo, Orestes y Pílades, no son sino amistades viriles de las que se excluye la relación erasta/erómeno. Si puede dudarse sobre la identidad del erasta, es prueba de que la pareja de que se trate es ajena a la representación corriente de la homosexualidad. Un pasaje de la Ilíada afirma que Patroclo es mayor en edad que su amigo: en él se funda indudablemente el curioso concepto que tiene Platón del problema. Pero de este modo la norma social queda invertida: Aquiles es claramente dominante respecto de Patroclo y se comprende que, al revés que Platón, los autores casi unánimemente hagan al primero erasta del segundo.
Naturalmente, estas observaciones abonan la tesis general: si la pederastia griega tiene sus fuentes en una institución pedagógica, como tantos elementos animan a pensar, la relación entre Aquiles y Patroclo, que es la propia de la camaradería entre guerreros de la misma generación, no puede ser también sexual.
Al parecer, es en el siglo V cuando la relación entre Aquiles y Patroclo es objeto de una interpretación homosexual. Platón reprocha a Esquilo, el dramaturgo, que hubiera hecho de Aquiles amante de Ptroclo; sabido es que lo esencial de su obra se ha perdido: comprendía una trilogía, Los mirmidones, Las nereidas y Los frigios, completada por un drama satírico, El rescate de Héctor; la primera tragedia sería la fuente de la interpretación sexual tan a menudo evocada por los autores posteriores. A este respecto los dos fragmentos que se conservan no dejan lugar a dudas y su crudeza es sorprendente en la tragedia ática. El primero, citado por Plutarco en su inestimable Erotikós, dice:
Desde el siglo V el aspecto sexual de la amistad entre Aquiles y Patroclo es un lugar común (…)La oposición entre Esquines (para quien el erasta es Aquiles) y Platón (para quien es Patroclo), reveladora de una dificultad, remite a la pertinente respuesta de Jenofonte: la homosexualidad griega es fundamentalmente una pederastia, un amor por los muchachos jóvenes: Aquiles y Patroclo, Teseo y Pirítoo, Orestes y Pílades, no son sino amistades viriles de las que se excluye la relación erasta/erómeno. Si puede dudarse sobre la identidad del erasta, es prueba de que la pareja de que se trate es ajena a la representación corriente de la homosexualidad. Un pasaje de la Ilíada afirma que Patroclo es mayor en edad que su amigo: en él se funda indudablemente el curioso concepto que tiene Platón del problema. Pero de este modo la norma social queda invertida: Aquiles es claramente dominante respecto de Patroclo y se comprende que, al revés que Platón, los autores casi unánimemente hagan al primero erasta del segundo.
Naturalmente, estas observaciones abonan la tesis general: si la pederastia griega tiene sus fuentes en una institución pedagógica, como tantos elementos animan a pensar, la relación entre Aquiles y Patroclo, que es la propia de la camaradería entre guerreros de la misma generación, no puede ser también sexual.
Al parecer, es en el siglo V cuando la relación entre Aquiles y Patroclo es objeto de una interpretación homosexual. Platón reprocha a Esquilo, el dramaturgo, que hubiera hecho de Aquiles amante de Ptroclo; sabido es que lo esencial de su obra se ha perdido: comprendía una trilogía, Los mirmidones, Las nereidas y Los frigios, completada por un drama satírico, El rescate de Héctor; la primera tragedia sería la fuente de la interpretación sexual tan a menudo evocada por los autores posteriores. A este respecto los dos fragmentos que se conservan no dejan lugar a dudas y su crudeza es sorprendente en la tragedia ática. El primero, citado por Plutarco en su inestimable Erotikós, dice:
¡No has respetado la augusta [pureza]
de tus muslos, oh cruel, a pesar de todos nuestros besos!
y el segundo habla de homília, esto es, «asociación» pero también «coito» «con las nalgas». Verosímilmente Aquiles pronuncia estas palabras ante el cadáver de Patroclo, a quien reprocha que no siga vivo junto a él. El contacto corporal, los coitos anal y crural son evocados con una nitidez que no tiene parangón, creo yo, antes de Solón, cuando éste celebra al erasta
Que tanto ama de los muchachos la juventud florida
[deseando] la dulzura de los muslos y los labios.
Bernard Sergent: La homosexualidad en la mitología griega (Alta Fulla, 1986)
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Antoine-Jean Gros: La muerte de Patroclo (¿?)Giovanni Antonio Pellegrini: Aquiles contemplando el cuerpo de Patroclo
Aquiles llora ante el cadáver de Patroclo
George Dawe: Aquiles desesperado por la pérdida de Patroclo
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