Cuando la persona arriada ha acogido al que ama y ha gozado de la dulzura de su conversación y de su sociedad, se ve arrastrado por esta pasión, y comprende que la afección de sus amigos y de sus parientes no es nada comparada con la que le inspira su amante. Cuando han mantenido esta relación por algún tiempo y se han visto y estado en contacto en los gimnasios o en otros puntos, la corriente de estas emanaciones que Zeus, enamorado de Ganimedes, llamó deseo, se dirige en oleadas hacia el amante, entra en su interior, y cuando ha penetrado así, lo demás se manifiesta al exterior. Y, como el aire o un sonido reflejado por un cuerpo liso o sólido, las emanaciones de la belleza vuelven al alma del bello joven por el canal de los ojos, y abriendo a las alas todas sus salidas las nutren y las desprenden y llenan de amor el alma de la persona amada.
Platón: Fedro o de la belleza
Obras completas de Platón, por Patricio de Azcárate (Madrid, 1871)
Dulce es amar a los jóvenes,
también se enamoró de Ganímedes
el Cronida, rey de los inmortales,
lo raptó, lo llevó al Olimpo y lo convirtió en dios
pues poseía la siempre amada flor de la juventud.
Así que no te extrañes, Simónides, de que también yo
sometido me muestre por el amor de un bello joven.
Teognis (frag. 1345-1350)
Antología temática de la poesía lírica griega (Akal, 1990)
Edición de José Luis Navarro - José María Rodríguez
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