29 Ιουνίου 2009

ΟΠΩΣ ΜΠΟΡΕΙΣ ΠΙΑ ΔΟΥΛΕΨΕ, ΜΥΑΛΟ

Un joven ilustrado a sus veinticuatro años (1928)

Cómo puedes, cabeza, todavía trabajar.-
Un goce insatisfecho lo consume.
Se halla en un estado de ansiedad.
Besa a diario el rostro que ama,
sus manos acarician los miembros más extraordinarios.
Jamás amó con tan inmensa
pasión. Mas le falta la hermosa satisfacción
del amor; falta la satisfacción
que ambos deben anhelar intensamente.

(No se entregan por igual al placer anormal.
Sólo a él lo ha avasallado por completo).

Y se consume, y los nervios lo destrozan por completo.
Se encuentra además cesante, y esto contribuye mucho.
A duras penas pide algo prestado (casi
a veces lo mendiga) y difícilmente sobrevive.
Besa los labios adorados; sobre
el cuerpo maravilloso –pero que ahora sabe
que sólo se limita a consentir- sacia su placer.
Luego, bebe y fuma; bebe y fuma;
se arrastra por los cafés el resto del día,
arrastra con hastío el desaliento de su hermosura.-
Cómo puedes, cabeza, todavía trabajar.

C. P. Cavafis: Poesía completa (Alianza, 1982)
Trad.: Pedro Bádenas de la Peña

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Yannis Tsarouchis (Grecia)

A los 25 años de su vida (1925)

Con frecuencia va a la taberna
donde el mes anterior se conocieron.
Pregunta; no le dicen nada concreto.
De lo que responden, concluye que su amigo
ha conocido a alguien:
uno de los sospechosos
y gente joven que acuden allí.
Pero él va cada noche a la taberna,
y se queda mirando hacia la puerta,
la vigilia hasta el cansancio.
Quizá entre. Aún puede llegar.

Durante tres semanas espera;
su mente enferma de lujuria.
Los besos permanecen en su boca,
su carne toda sufre el persistente deseo.
El roce de ese cuerpo está en el suyo.
Desea unirse a él nuevamente.

Por supuesto, trata de no traicionarse;
a veces es casi indiferente.
Además, sabe bien a qué se expone,
lo presiente. Es muy posible que esta vida
lo lleve a un desastroso escándalo.

Contantino Cavafis: Poesía erótica 1892-1931 (Ácrono, 2001)
Trad.: Cayetano Cantú

24 Ιουνίου 2009

ΤΡΙΑ ΧΡΟΝΙΑ ΜΑΖΙ

Dos jóvenes de veintitrés y veinticuatro años (1927)

Desde la diez y media estaba en el café,
esperando verlo aparecer.
Llegó la medianoche - y él esperaba todavía.
La una y media; y ya vacío
quedó el café.
Dejó de leer maquinalmente
los periódicos. De sus tres únicos chelines
sólo uno le restaba: esperando
había gastado todo en café y coñac.
Había fumado todos los cigarillos.
La larga espera lo había extenuado. Y además
después de tantas horas solo,
amargos pensamientos sobre su vida
hicieron presa en él.

Pero cuando vio entrar a su amigo, de golpe
la fátiga, el aburrimiento, los amargos pensamientos desaparecieron.

Su amigo le traía una inesperada noticia.
Había ganado sesenta libras en la casa de juego.

Su hermoso rostro, su maravillosa juventud,
el sensual amor que los unía,
sintiéronse renacer, fortalecidos
por las sesenta libras de la casa de juego.

Y llenos de alegría y vigor, radiantes de belleza
se dirigieron – no a sus casas respetables
(donde además no eran demasiado queridos):

sino a una de mala fama, que ya les era familiar,
y allí alquilaron un dormitorio
y pidieron bebidas caras, y de nuevo empezaron a beber.

Y cuando las costosas bebidas fueron consumidas,
y esto sucedió hacia las cuatro,
al amor felices se entregaron.

Konstantino Kavafis: Poesías completas (Hiperión, 1976)
Trad.: José María Álvarez

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Yannis Tsarouchis (Grecia)

Abandono (1930)

Era de muy buen gusto y extremada inteligencia,
y joven de la buena sociedad,
para considerar, poniendose en ridículo,
una tragedia su abandono.
Pero aún así, cuando su amigo dijo «para siempre
amor tendremos» -tanto el que lo dijo
como el que lo escuchó, sabían que era un decir sólo.
Después del cine y de los diez minutos
que se quedaron en el bar, se había encendido
una noche es sus ojos y en su sangre el deseo
y se fueron juntos, y se dijo el «para siempre».

Aún así el «para siempre» les duró tres años.
A veces dura mucho menos.

Era de muy buen gusto y extremada inteligencia
para tomarlo aquello por tragedia;
y era muy hermoso –de cara y de cuerpo-
para sentir herido el narcisismo de su carne

C.P. Cavafis: Poesía completa (Colección Visor de Poesía, 2003)
Trad.: Anna Pothitou y Rafael Herrera

19 Ιουνίου 2009

ΠΡΙΝ ΧΑΘΕΙ Η ΤΡΥΦΕΡΟΤΗΤΑ

El sol de mediatarde (1919)
.
Ay, esta habitación, qué bien que la conozco.
Ahora se alquilan ésta y la contigua
como oficinas. Todo el edificio ahora
alberga agencias, compañias y despachos.

Ay, esta habitación, qué familiar me es.

Aquí estaba el sofá, junto a la puerta,
con una alfombra turca a sus pies;
cerca, un estante y dos jarrones amarillos.
A la derecha... no, al frente, un mueble con espajo.
Y en el centro la mesa en que escribía
y las tres sillas cómodas de paja.
Y junto a la ventana aquella cama
en la que nos amamos tantas veces.

Habrán ido a parar a cualquier parte aquellas cosas.

Y junto a la ventana aquella cama:
El sol de media tarde le llegaba a la mitad.

...Nos separamos a las cuatro de la tarde
por sólo una semana... Y, ay de mí,
esa semana luego resultó ser para siempre.

C.P. Cavafis: Poesía completa (Colección Visor de Poesía, 2003)
Trad.: Anna Pothitou y Rafael Herrera

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Yannis Tsarouchis (Grecia)

Antes que el tiempo los transforme (1924)

Penosa fue su separación,
no la deseaban -eran las circunstancias-;
necesidades vitales obligaban a uno de ellos
a irse lejos, Nueva York o Canadá.
Su amor, en verdad, había cambiado;
disminuido como la atracción,
pero no querían separarse, eran las circustancias;
o quizá, como arte, apareció la suerte.
Separados ahora.
Antes que desapareciera el cariño;
antes que el tiempo los transforme,
el uno permanecerá para el otro como fueron:
un bello joven de veinticuatro años.

Contantino Cavafis: Poesía erótica 1892-1931 (Ácrono, 2001)
Trad.: Cayetano Cantú

14 Ιουνίου 2009

ΣΕ ΑΠΟΓΝΩΣΗ

Desesperado (1923)

Lo perdió por completo.... Y ahora busca
en los labios ...de cada nuevo amante
los labios del amado; ...en la unión
de cada nuevo amante, ...busca engañarse
pensando que es el mismo ...amor al que se entrega.

Lo perdió por completo. ...Como si nunca hubiera sido.
Porque quería -así lo decía- ...salvarse
del estigma… ...del enfermizo placer carnal;
Aún había tiempo -decía- ...para salvarse.

Lo perdió por completo. ...Como si nunca hubiera sido.
En su imaginación, ...se engaña,
en los labios de otros ...busca sus labios;
añora sentir de nuevo ...el amor que vivió.

Contantino Cavafis: Poesía erótica 1892-1931 (Ácrono, 2001)
Trad.: Cayetano Cantú

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Yannis Tsarouchis (Grecia)

Por las tabernas (1926)

Por todas las tabernas ...y todos los tugurios
de Berito me arrastro. ...No quería quedarme
allá en Alejandría. ...Me abandonó Tamides
y se fue con el hijo ...del Prefecto, a ganar
una villa en el Nilo, ...en la ciudad un palacio.
No había de quedarme ...allá en Alejandría-
Por todas las tabernas ...y todos los tugurios
de Berito me arrastro. ...En el libertinaje
más bajo me revuelco. ...Lo único que me salva
como hermosura eterna, ...como un perfume que
quedó sobre mi piel, ...es que dos años fue
Tamides mío, el joven ...más estimado, mío
no a cambio de una casa ...o una villa en el Nilo.

C.P. Cavafis: Poesía completa (Colección Visor de Poesía, 2003)
Trad.: Anna Pothitou y Rafael Herrera

9 Ιουνίου 2009

ΩΡΑΙΑ ΛΟΥΛΟΥΔΙΑ ΚΙ ΑΣΠΡΑ ΩΣ ΤΑΙΡΙΑΖΑΝ ΠΟΛΥ

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Yannis Tsarouchis (Grecia)

Hermosas flores blancas que le iban bien (1929)

Volvió al café donde solían ir juntos;
fue aquí cuando su amigo le había dicho, tres meses antes:
“no tenemos un centavo; somos dos jovenes en la miseria
sujetos a lo más barato; te digo sinceramente,
no puedo seguir contigo;
alguien más, debes saber, me desea”.
Este “algien más” le había prometido
dos trajes y unos pañuelos de seda.
Para atraerlo de nuevo, movió cielo y tierra,
consiguió veinte libras;
volvió con él por veinte libras,
y por el amor que sentían;
por la vieja amistad, por el sentimiento.
El “alguien más” fue un avaro, mintió,
sólo le dió in traje después de mil ruegos.

Mas ahora, no desea ni los trajes ni nada,
ni pañuelos de seda,
ni veinte libras o veinte piastras.

El domingo lo enterraron
a las diez de la mañana.

El domingo hace una semana; sobre el pobre féretro, puso flores,
hermosas flores blancas que le iban bien;
matizaban con su bellaza y sus veintidós años.

En la noche, cuando fue al café al que solían ir juntos
(encontró un trabajo, la necesidad de comer);
una cuchillada fue el recuerdo
del desolado lugar que frecuentaba.

Contantino Cavafis: Poesía erótica 1892-1931 (Ácrono, 2001)
Trad.: Cayetano Cantú

4 Ιουνίου 2009

Η ΕΜΟΡΦΙΑ ΤΟΥΣ, ΠΟΥ ΕΧΑΘΗΚΕ ΓΙΑ ΠΑΝΤΑ

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Miris: Alejandría del 340 D.C. (1929)
.
Cuando supe la desgracia, que había muerto Miris,
fui a su casa, a pesar de que evito
entrar a las casas de Cristianos,
sobre todo cuando tienen duelos o festejos.
Me detuve en un pasillo. No quise
avanzar más adentro, pues percibí
que los parientes del muerto me miraban
con manifiesto asombro y desagrado.
Lo tenían en una sala grande
que desde el extremo donde me detuve
vi un poco: toda tapices preciosos,
y utensilios de oro y de plata.
Yo estaba de pie llorando al final del pasillo.
Y pensaba que nuestras reuniones y excursiones
sin Miris no tendrían ya valor
y pensaba que ya no lo vería
en nuestras bellas trasnochadas inmorales
regocijarse, y reír, y recitar versos
con su perfecto sentido del ritmo griego;
y pensaba que había perdido para siempre
su belleza, que había perdido para siempre
al joven que adoraba con locura.
Unas ancianas, cerca de mí, hablaban en voz baja
del último día que vivió-
continuamente en sus labios, el nombre de Jesús,
tenía una cruz en sus manos.-
Entraron después al aposento
cuatro sacerdotes Cristianos, y decían sus oraciones
con fervor y unas súplicas a Jesús
o a María (no conozco bien su religión)
Sabíamos, ciertamente, que Miris era Cristiano.
Lo sabíamos desde el primer momento, cuando
el año antepasado entró a nuestro grupo.
Pero vivía absolutamente como nosotros.
De todos nosotros el más entregado a los placeres;
disipando con largueza su dinero en las diversiones.
Sin cuidado por el juicio de la gente,
se metía de adrede en riñas nocturnas en las calles
cuando nuestra cuadrilla acertaba
a hallar un grupo opuesto.
Nunca hablaba de su religión.
Más aun, cierta vez le dijimos
que lo llevaríamos con nosotros al Serapion.
Pero como que se disgustó
con esa broma: ahora recuerdo.
Ah y también me vienen a la mente otras dos ocasiones.
Cuando hicimos libaciones a Poseidón,
se apartó de nuestro grupo y volvió la vista a otra parte.
Cuando entusiasmado uno de nosotros
dijo "el grupo nuestro que esté
bajo el favor y protección del grande,
del hermosísimo Apolo" -Miris susurró
(los demás no lo oyeron) "con excepción de mí'.
Los sacerdotes Cristianos en alta voz
suplicaban por el alma del joven.-
Yo observaba con cuánto esmero
y con qué atención concentrada
se preparaba todo en las formas
de su religión para el funeral Cristiano.
Y de repente me dominó una extraña impresión.
De una manera indefinida, sentía
como si Miris se marchase de mi lado.
Sentía que se había unido, Cristiano,
con los suyos, y que me había vuelto
yo un extraño, muy extraño, sentía además
que una duda se me allegaba: acaso hubiera sido engañado
por mi afecto, y siempre le fui extraño.-
Me lancé fuera de la horrible casa de ellos,
huí velozmente antes que el recuerdo de Miris me
fuera arrebatado, cambiado por el cristianismo de ésos.

Constantino Cavafis/Grecia
Trad.: Miguel Castillo Didier

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Tumba de Lanes (1918)

El Lanes que amaste, Marco, no está aquí,
en la tumba a que vienes a llorar, y te quedas horas y horas.
Al Lanes que tú amaste, lo tienes más cerca de ti,
en tu casa, cuando te encierras y contemplas el cuadro,
que ha conservado algo de lo que en él de más valor había,
que ha conservado algo de lo que amaste en él.

Recuerdad, Marco, que trajiste del palacio
del procónsul a aquel famoso pintor de Cirene,
y con qué astucia de artista él,
apenas vio a tu amigo, os quiso convencer
de que por encima de todo representarlo como Jacinto
(de esta manera se celebraría el cuadro más).

Pero tu Lanes su belleza no la prestaba de esa manera;
y, oponiendose con firmeza, dijo que de ningún modo
representaría a Jacinto, ni nigún otro,
sino a Lanes, hijo de Ramético, alejandrino.

Constantino Cavafis/Grecia
Trad.: Ramón Irigoyen

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