25 Απριλίου 2011

ΗΡΑΚΛΗΣ ΚΑΙ ΥΛΑΣ 2

El hijo de Zeus [Heracles] echó a andar hacia el bosque para procurarse antes un remo apropiado a sus manos…
Entretanto Hilas con un cántaro de bronce lejos del grupo buscaba la sagrada corriente de un manantial, a fin de traer agua para la cena y con prontitud prepararle convenientemente todo lo demás antes de su llegada. Pues en tales costumbres lo educaba aquél, desde que lo arrebatara muy niño de la morada de su padre, el divino Tiodamante, a quien mató sin piedad entre los dríopes cuando se le enfrentó por un buey de labranza… Pero esto me apartaría lejos de mi canto.
Al punto llegó éste al manantial que llaman Fontanas los habitantes vecinos. Justamente entonces se formaban los coros de ninfas. Pues todas las ninfas, cuantas allí tenían por morada la amable montaña, se cuidaban de celebrar siempre a Ártemis con cantos nocturnos. Cuantas ocupaban las atalayas de los montes o también los torrentes, y las de los bosques, avanzaban en filas desde lejos; en tanto que del manantial de hermosa corriente otra ninfa acababa de emerger sobre el agua. Contempló a éste de cerca, arrebolado de hermosura y dulces encantos, pues la luna llena con su luz lo alcanzaba desde el cielo. Cipris estremeció el corazón de ésta y en su turbación apenas pudo recobrar el aliento.
Tan pronto como él sumergió el cántaro en la corriente, inclinándose de costado, y el agua gorgoteó fuertemente al penetrar en el sonoro bronce, en seguida ella le echó el brazo izquierdo por encima del cuello deseando besar su tierna boca, tiró de su codo con la mano derecha y lo hundió en medio del remolino.
El único de los compañeros que oyó su grito fue el héroe Polifemo Ilátida, que iba más adelante por el camino, pues aguardaba al portentoso Heracles cuando volviera. Acudió corriendo cerca de las Fontanas, como una fiera salvaje… mucho se lamentaba el Ilátida y en derredor recorría el lugar llamándole, pero vanos fueron sus gritos… Entonces, mientras blandía en su mano la espada desnuda, se encontró por el sendero con el propio Heracles… Furioso arrojó a tierra el abeto y corría por el sendero hacia donde sus pies lo llevaban precipitado…. en su arrebato, unas veces agitaba sus veloces rodillas sin cesar y otras en cambio, interrumpiendo su esfuerzo, lanzaba a lo lejos gritos con su gran voz gritos penetrantes.
Apenas la estrella maturina sobrepasó las más altas cumbres, soplaron las brisas… Ellos embarcaron aprisa ansiosos… Cuando en el cielo comienza a brillar la radiante Aurora… entonces se percataron de que los habían dejado atrás sin saberlo…

Apolonio Rodio: Las Argonáuticas I (Gredos, 2000)
trad. M. Valverde Sánchez

El rubio Hilas fue con una vasija de bronce a buscar agua para la cena del propio Heracles y del intrépido Telamón, ya que estos dos amigos compartían siempre la misma mesa. Pronto advirtió una fuente en una hondonada, a cuyo alrededor abundaban los juncos, la obscura celidonia, el verde culantrillo, el florido apio y la reptante grama. En medio del agua danzaban las Ninfas en corro, las Ninfas que nunca duermen, deidades terribles para los campesinos: Éunica y Málide y Niquía, de ojos de primavera.
Fue el mancebo con prisa a hundir la grande jarra en la fontana, mas ellas lo asieron todas de la mano, que a todas el tierno corazón les rindió amor con el deseo del muchacho argivo. Cayó él de golpe en el agua obscura, como cuando del cielo cae una encendida estrella de golpe al mar, y dice el marinero a sus iguales: “Largad velas, muchachos, que se levanta el viento”.
Tenían las ninfas al lloroso mancebo en su regazo y lo consolaban con palabras tiernas. El hijo de Anfitrión, acongojado, había salido en busca del doncel, con su arco, bien corvado a la manera escita, y su clava, que siempre le pendía de la diestra. “¡Hilas”, gritó tres veces cuanto pudo con su fuerte garganta; tres veces el doncel le respondió, pero su voz salió tenue del agua, y, estando tan cerca, lejos parecía. Cuando un cervato bala por los montes, el león carnicero corre de su cubil en busca de la comida ya segura. Tal se agitaba Heracles, que añoraba al doncel, por breñas no pisadas, recorriendo gran trecho. ¡Cuitados los amantes! ¡Cuánto penó por montes y maleza! La empresa de Jasón no le importaba ya.

Teócrito: Idilios XIII
trad. M. García Teijeiro – Mª T. Molinos Tejada
.
Volterrano: Hilas
H.W. Bissen: Hilas
Panel romano, siglo IV d.C.
Mosaico romano de Hilas y las ninfas (Museo de León)

18 Απριλίου 2011

ΗΡΑΚΛΗΣ ΚΑΙ ΥΛΑΣ 1

John William Waterhouse: Hilas
.
Cuando Heracles luchaba contra los driopes, mató a su rey Tiodamante y raptó a su hijo Hilas ((en griego Ύλας), joven de gran belleza, del cual se había enamorado. Hilas lo acompañó en la expedición de los Argonautas, pero durante una escala en Misia, mientras Heracles había ido a cortar un árbol para hacerse un remo –pues se había roto el que le sirviera hasta entonces’, Hilas recibió el encargo de ir en busca de agua de una fuente del bosque, o tal vez río (o lago) Ascanio. Las ninfas, al verlo tan hermoso, lo atrajeron hacia sí para conferirle la inmortalidad. Polifemo, que había saltado a tierra con Hilas y Heracles, fue el primero en darse cuenta de la desaparición del joven. Estuvo llamándolo largo rato, pero en vano, y también Heracles unió sus gritos a los suyos. Entretanto, los Argonautas habían levado anclas sin esperar a sus compañeros –tal vez por consejo de los Boréadas. Polifemo fundó en el lugar la ciudad de Cios, que más tarde tomó el nombre de Prusa. Heracles, sospechando que los misios habían raptado a Hilas, les tomó rehenes y ordenó buscar al joven, búsqueda que los misios seguían realizando solemnemente en el curso de una fiesta anual: los sacerdotes se dirigían en procesión al monte cercano y gritaban por tres veces el nombre de Hilas.

Pierre Grimal: Diccionario de Mitología griega y romana (Paidós, 2008)
.
Hilas (o Yolao), Heracles y Atenea

11 Απριλίου 2011

ΤΗΛΕΜΑΧΟΣ ΚΑΙ ΠΕΙΣΙΣΤΡΑΤΟΣ

Henry Howard: Telémaco y Pisístrato salen para Esparta
.
Para el sostenimiento de la hipótesis que la homosexualidad estaba difundida en el mundo homérico (más allá del caso de Aquiles y Patroclo) existen también otros motivos.
Observa B. Seargent a este respecto (retomando una observación de G. Dumézil) que Telémaco, cuando llega a Pilos, es acogido por el rey Néstor, que dispone que duerma con Pisístrato, su único hijo todavía no esposado, mientras que él (Néstor) se acuesta en el lecho nupcial al lado de su esposa. En otras palabras: Homero hace equivaler a Telémaco y Pisístrato a una pareja de cónyuges. Y no solamente una vez: también en Esparta Telémaco duerme con Pisístrato, que lo ha acompañado, mientras Menelao duerme con Helena, así que Atenea, cuando se aparece a Telémaco para exhortarlo a volver a Ítaca, encuentra a los dos jóvenes que yacen juntos. Y Telémaco, cuando la diosa se aleja, despierta a Pisístrato “tocándolo con el pie”.
La homosexualidad, en suma, si más bien no aparece explícitamente, parece transparentarse en los poemas, permaneciendo todavía en el fondo del relato, de alguna manera escondida, o al menos en la penumbra.
¿Pero por qué –si todo es cierto- Homero (o los rapsodas que se oculta bajo este nombre) muestra esta singular reticencia a hablar del asunto?
Aunque solamente como hipótesis, Seargent avanza una explicación: porque las relaciones entre hombres que aparecen en Homero no son relaciones pederásticas (ni iniciáticas, como habían sido en épocas precedentes, ni pedagógicas, como serán en épocas sucesivas). Son relaciones entre personas de aproximadamente la misma edad. Son en suma relaciones “banalmente” homosexuales, y como tal reprobadas. Una hipótesis a considerar, aunque, bien entendido, con todas las dudas que la escasez y la incertidumbre de la documentación dejan inevitablemente subsistir.

Eva Cantarella: Según natura. La bisexualidad en el mundo antiguo (Akal, 1991)




4 Απριλίου 2011

Ο ΘΡΗΝΟΣ ΤΟΥ ΑΧΙΛΛΕΑ ΣΤΗΝ HISTORIA TROYANA EN PROSA Y VERSO

__Los vnos por sus cormanos,
por amigos, por hermanos,
los otros por sus parientes,
que veyan todos quemados
e los poluos soterrados
en tierras d´estrañias gentes.
__Anchiles, cosa, çertera,
por Patroclo el que era
vn amor con el contado,
porque se amaron mucho,
a estado es aducho
de morir el mal fadado.
__Ca pues lo non veya biuo,
fazia llanto muy esquiuo,
teniase por confundudo,
muy graue mientre loraua
su cabeça quebrantaua
mill vezes en el escudo;
__toda su fruente rronpia lloraua
fuerte e dezia…
[…]
__Anchiles esto dezia
e con grand coyta caya
sobrel lecho amortecido,
e los griegos que lo veyen
cuydauan quelo auien
por sienpre perdido.
__ E creed que bien tres tanto
era ya mayor el lanto
que se fazia sobrel biuo
que sobrel muerto; e quando
acordaua, yua danto
bozes el catiuo,
__tirando de sus cabellos
cobriendo el lecho dellos.
Mas griegos, por conortarlo,
todos el lecho çercaron;
e de Patroclo trauaron
pensaron de soterrarlo.

Historia Troyana en prosa y verso


La Historia troyana polimétrica es una traducción realizada en torno a 1270 del Roman de Troie de Benoît de Sainte-Maure.
La obra, que nos ha llegado acéfala y trunca al final, adopta la forma de prosimetrum porque el contrapunto entre lo exterior (combates, discursos, digresiones narrativas) y la subjetividad de los personajes favorece la alternancia del verso y la prosa.
Si el texto narrativo es bastante fiel al original galo, los versos, en cambio, son en su mayor parte originales ya que no traducen, sino que parafrasean de forma amplificada.
Se ha de destacar, sobre todo, la variedad métrica que se usa:
Sextinas octosílabas aabccb;
Décimas de versos cuatri y octosílabos (sólo el quinto y el último, que son de arte mayor):
Cuartetas octosílabas (la forma más fácil y la preferida);
Dareados octosílabos;
Cuartetas monorrimas alejandrinas;
Cuartetas heptasílabas abab.
Variedad que, según Menéndez Pidal, se debe a que el autor «se esfuerza en adaptar el verso y la estrofa al carácter de cada tema tratado». (es.wikipedia.org)


John Flaxman
Related Posts with Thumbnails