30 Οκτωβρίου 2012

Η ΓΥΝΑΙΚΕΙΑ ΟΜΟΦΥΛΟΦΙΛΙΑ ΣΤΗΝ ΑΡΧΑΙΑ ΕΛΛΑΔΑ 6


Entre los textos dramáticos conservados, contamos con un pasaje de la Lisistrata de Aristófanes y un fragmento del tragediógrafo Queremón en los que creemos hallar, si no una constatación  explícita, sí al menos sendas alusiones a la homosexualidad femenina. En efecto, al comienzo de la comedia aristofanesca, Lisistrata y su amiga Cleonice saludan a Lampito y, mientras la tocan y acarician, alaban con vehemencia la belleza, el porte y la «hermosura de tetas» de la espartana, que ha llegado acompañada de dos muchachas, una boecia y otra corincia, cuyos encantos físicos también serán blanco de las alusiones obscenas de ambas amigas.
No se debe olvidar, es cierto, que estamos ante una escena de comedia, donde la burla y la caricatura están de continuo presentes; pero no es infrecuente que, también en la comedia, la mujer calidficada de καλή, como aquí Lampito, suscite de inmediato el deseo sexual. Creemos, por tanto, que, aunque Dover la utilice en el contexto de los partenios de Alcmán, su afirmación de que «valorar la belleza ajena es (nos guste o no) un acto sexual» puede aplicarse aquí perfectamente. Por otro lado, si atendemos al trasfondo histórico en que se desarrolla la comedia, durante los años más duros de la larga guerra del Peloponeso, no parece descabellado pensar, como sugiere Koch-Harnack, que el exiguo número de hombres en Atenas , dada la alta mortandad en la guerra, hivciera a las mujeres buscar satisfacción sexual entre ellas.
[…]
La nómina de testimonios sobre la homosexualidad de la mujer en la Grecia clásica puede ampliarse bastante más si fijamos nuestra atención en otros campos, aparte del estrictamente literario. Asó, por ejemplo, Calame, en su reciente libro, cita una inscripción funeraria de Atenas que, según este autor, podría interpretarse como un nuevo testimonio de homofilia femenina: en ella, una cortesana (εταίρα) consagra a una mujer desaparecida en la flor de la juventud una estela funeraria, en recuerdo de una relación de amor (φιλότης) basada en la confianza (πίστη) y la ternura (ηδεία).

Juan Francisco Martos Montiel: Desde Lesbos con amor:Homosexualidad femenina en la antigüedad (Ediciones clásicas, 1996)

20 Οκτωβρίου 2012

Η ΓΥΝΑΙΚΕΙΑ ΟΜΟΦΥΛΟΦΙΛΙΑ ΣΤΗΝ ΑΡΧΑΙΑ ΕΛΛΑΔΑ 5

[…]  en El banquete platónico (191e), Aristófanes hace descender a las hetairístriai de la categoría de seres primordiales que estaban formados por dos partes de sexo femenino. El término no está atestiguado en ningún otro lugar, como tampoco su homólogo masculino hetairistés, aunque Pólux (VI 188) encontrara este último en una fuente ática que no precisa; designa claramente a una mujer que mantiene con otra mujer una relación comparable a una relación masculina de hetaíresis (cf. p. 52), y puede adquirir un matiz peyorativo si lo comparamos con laikástria, «mamona» (cf. p. 215), aunque esto no es del todo seguro, dado que Pl. Euthd. 297c nos presenta un término sophístria como femenino de sophistes en el sentido de «ingenioso», «con recursos ». Tenemos un epigrama helenístico (Asclepíades 7) sobre dos mujeres samias que
no quieren iniciarse en las (sc. ¿prácticas?) de Afrodita según sus reglas, sino que se pasan a otras que no son buenas (ou kalá). ¡Señora Cipris, odia a las que huyen de tu lecho!
Resulta llamativa tal hostilidad por parte de un poeta que en otro lugar (37) declara la fuerza de su deseo homosexual; el hecho de que trate de desertora y fugitiva a la mujer que rechaza tener amantes masculinos y que le reproche desobedecer las «reglas » (nómoi) de Afrodita, sugiere la posibilidad de que el silencio de la comedia respecto a la homosexualidad femenina sea un reflejo de la inquietud masculina hacia la cuestión. Hay, en efecto, algo así como temas tabú que los poetas cómicos evitaron explotar con propósitos humorísticos: la peste de 430 a. C. es uno, y la menstruación es otro.
En Esparta, en cambio, según Plutarco (Lyc. 18.9), «las mujeres de buena reputación (kalàs kaì agathás) amaban a las doncellas», es decir, tenían una relación femenina equivalente a la relación masculina entre erastés y erómenos.


Un plato arcaico de la isla de Tera (ce34) muestra aparentemente a dos mujeres cortejándose: una pone su mano sobre el rostro de la otra y ambas portan guirnaldas. Las pinturas vasculares en las que dos mujeres se cubren con el mismo manto se relacionan probablemente no con las que presentan a dos hombres cubiertos de manera similar (o tapados en parte por un ‘telón de fondo’: cf. p. 156), sino con otras escenas en que el número de mujeres puede pasar de dos y no estar éstas mirándose, sino mirando todas en la misma dirección.120 Un vaso ático de figuras rojas (r207), excepcional en su género, muestra a una mujer arrodillada que palpa la zona genital de otra mujer.


Al hablar de homosexualidad femenina en Grecia he evitado los términos «lesbiana» y «lesbianismo», y ello por una buena razón. En la Antigüedad, la expresión «(mujeres) lesbias» podía connotar iniciativa sexual e impudicia (cf. Ferécrates fr. 149, donde se toma en el sentido de laikástriai); Hesiquio (λ 692) define lesbiázein como «practicar la felación» (cf. Suda λ 306), y cuando Filocleón, en Ar. Vesp. 1345 s., dice a la muchacha que se ha traído a casa de una fiesta: «¿Has visto con qué habilidad te he sacado cuando estabas a punto de lesbiázein a los invitados?», es evidente que no se refiere a ninguna tendencia homosexual que pudiera tener la muchacha, sino que simplemente traduce la idea de «flirtear con los invitados» a los términos groseros y excesivos adoptados normalmente por la comedia. En el quinto de los Diálogos de cortesanas de Luciano (escrito en el siglo ii d. C.), encontramos a una mu jer homosexual muy viril proveniente de Lesbos (tiene la cabeza rapada y lleva peluca), pero su compañera, igualmente homosexual, con ayuda de la cual seduce a una muchacha, procede de Corinto, y si la elección de estas dos ciudades por parte de Luciano tiene algún significado, es sin duda que tanto Lesbos como Corinto (cf. p. 204) eran localidades famosas en cuestiones sexuales.

K.J. Dover: Homosexualidad griega (El Cobre, 2008)

10 Οκτωβρίου 2012

Η ΓΥΝΑΙΚΕΙΑ ΟΜΟΦΥΛΟΦΙΛΙΑ ΣΤΗΝ ΑΡΧΑΙΑ ΕΛΛΑΔΑ 4

Oscar Larsen (Austria, 1887-1975): Safo y sus alumnas 

Pero lo cierto es que la homosexualidad de Safo, además de un hecho pedagógico, es también, como subraya Cantarella, “expresión de un sentimiento real y verdadero, de una relación interpersonal vivida a veces con excepcional intensidad afectiva”. Para esta autora, existe una diferencia sustancial entre el directo testimonio femenino de Safo, que subraya el aspecto personal y afectivo de la relación erótica, y los posteriores testimonios masculinos, que, como el de Plutarco, ponen de relieve la analogía entre homosexualidad masculina y femenina enfatizando el aspecto pedagógico de la relación; esto la lleva a concluir que “la homosexualidad femenina se ha construido culturalmente sobre el modelo de la masculina, y es presentad como un calco de ésta por las pocas fuentes masculinas que a ella aluden”. La tesis de Cantarella, desarrollada en su citado libro Según natura, se fundamenta en la consideración de los rasgos que distinguen la relación homosexual masculina de la femenina. La pederastia, en efecto, supone una transmisión de la potencia viril del varón adulto al joven, quien se somete a una especie de humillación necesaria para acceder al grupo de los dominadores. Por el contrario, “el amor entre mujeres es paritario, no prevé la sumisión” ni simboliza “transmisión de potencia”; es más, “la mujer, con el matrimonio, no entra en un grupo de edad superior que tiene poder sobre las personas de edad inferior del mismo sexo”, sino “en la familia del marido, donde está sometida a éste y a los demás hombres que forman parte del οίκος. La pederastia, por tanto, tiene un significado simbólico y social del que la homosexualidad femenina carece. Y, aunque no niega Cantarella el valor iniciático de los círculos femeninos, afirma también que la relación homosexual entre mujeres “carece del valor pedagógico institucional confiado, dentro de las instituciones masculinas, a la relación con otro hombre”. 

Juan Francisco Martos Montiel: Desde Lesbos con amor: Homosexualidad femenina en la antigüedad (Ediciones clásicas, 1996)

(Lydia) Amanda Brewster Sewell (EEUU, 1859 - 1926): Safo
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