LA HOMOSEXUALIDAD ENTRE LOS MORTALES 1 - LAYO Y CRISIPO (c)
[La maldición de Pélope] podría ser el primer motor de las desgracias que alcanzan a la estirpe de los Labdácidas a lo largo de las sucesivas generaciones. El problema reside, pues, en dilucidar si se trata de una pura invención tardía, que tanto Píndaro como Esquilo y Sófocles parecen haber desconocido, o bien si, aunque su redacción sea tardía, esas referencias recogen el eco de una versión antigua, olvidada o sustituida después por otra más acorde con los nuevos tiempos.
Eurípides, por su parte, compuso una tragedia con el título de Crisipo, de la que se conservan unos pocos fragmentos, de los que al menos apuntar a la presencia del motivo del rapto de Crisipo por Layo debido a su pasión amorosa por el bello joven, así como a la muerte violenta del muchacho, sea como resultado del suicidio (lo que habría llevado a la maldición de Pélope contra Layo, origen de las sucesivas desgracias de su familia). O quizá de las malas artes de su madrasta Hipodamía. Una clara mixtura entre las dos tradiciones es la que nos presenta el mitógrafo latino Higino, según el cual Crisipo era víctima del rapto dpor parte de Layo, pero su padre lograba recuperarlo y eran después sus hermanos, instigados por su madre, quienes le daban muerte. Es dudoso el significado de uno de los fragmentos de Crisipo, en el que se ensalza el orden inmutable de la tierra fecundada por el Διός Αιθήρ, “el éter de Zeus”, lo que podría implicar que la obra de Eurípides presentaba ya como condenable el amor “contra natura” de Layo, innovación que reaparecerá después.
Los escasos testimonios del Crisipo no permiten una reconstrucción segura de su contenido, pero unidos al análisis de la tradición respecto al personaje, inducen a pensar que el motivo del rapto y la subsiguiente maldición de Pélope contra Layo no constituyen una mera invención de este trágico, sino un motivo antiguo, relegado por sus predecesores, que Eurípides habría recogido y desarrollado libremente.
Rosa–Araceli Santiago Álvarez: Una transgresión de hospitalidad: ¿motivo relevante y antiguo en el mito de Edipo? en
Gregorio Hinojo Andrés , José Carlos Fernández Corte (edit): Munus Quaesitum Meritis. Homenaje a Carmen Codoñer (Ediciones Univesidad de Málaga, 2007)
Grandísima Gea y Éter de Zeus,
él, progenitor de los hombres y los dioses,
y ella, recibiendo las gotas húmedas del agua caída
pare a los mortales,
pare los pastos y las especies de fieras,
por lo que no injustamente
es considerada madre de todos.
Lo que de la tierra se engrendra a la tierra
regresa después,
pero lo que nace del semen etéreo 1
a la bóveda del cielo va de nuevo.
Nada muere de lo que nace, sino que separándose lo uno de lo otro
muestra una forma distinta.
Eurípides, Crisipo (fragmento 839)
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