Eros vuela entre dos mujeres
No basta la abundanciade púrpura
a vencerlas, ni el elegante brazalete de oro
en forma de serpiente, ni el tocado
lidio, adorno
de las muchachas de dulces párpados,
ni las trenzas de Nanno,
ni aun Areta, a una diosa semejante,
ni Thylakís ni Kleesithera bastan.Así cantan. Y luego, dirigiéndose directamente a Agido:
Y no irás a decirle a Ainesimbrota, en casa:
“Si yo a Astaphís tuviera,
Y si por mí miraran
Philylla y Damareta y la amada Vianthemis!”
Antes, Hagesicora es quien me rinde.Agido entonces, ya no confiará sus amores a Ainesimbrota (evidentemente la directora de thiasos), ya no pedirá su intervención para obtener el amor de una de las compañeras: ella ama solamente a Hagesícora, para siempre. Los versos de Alcmán, señalados ya por A. Griffiths como un canto nupcial, celebran, en efecto, un matrimonio: pero no, como pensaba Griffiths, un matrimonio heterosexual. Son –como hemos dicho- la consagración en el interior del thiasos de una ceremonia iniciática del tipo de las que, como testimonia Himerio, eran celebradas también en el thiasos de Safo y a las cuales siempre refiriéndose al thiasos de Safo, alude también Aristéneto
Eva Cantarella: Según natura. La bisexualidad en el mundo antiguo (Akal, 1988)