20 Δεκεμβρίου 2011

Η ΟΜΟΦΥΛΟΦΙΛΙΑ ΜΕΤΑΞΥ ΤΩΝ ΘΝΗΤΩΝ 1 - ΛΑΪΟΣ ΚΑΙ ΧΡΥΣΙΠΠΟΣ (ε)

LA HOMOSEXUALIDAD ENTRE LOS MORTALES 1 - LAYO Y CRISIPO (e)

Polidoro, que se convirtió en rey de Tebas, se casó con Nicteide, hija de Nicteo, hijo de Ctonio, y engendró a Labdaco, quien pereció a continuación de Penteo por pensar de forma semejante a aquél. Como Lábdaco había dejado un hijo de un año, Layo, mientras éste fue niño, Lico, que era hermano de Nicteo, ocupó el poder. Estos dos habían huido de Eubea, por haber dado muerte a Flegias, el hijo de Ares y de la beocia Dotis, y habitaban en Hiria y…; se convirtieron en ciudadanos por su amistad con Penteo. Elegido Lico polemarca por los tebanos, se instaló en el poder y reinó durante veinte años; murió asesinado por Anfión y Zeto por el siguiente motivo: Antíope era una hija de Nicteo con la que Zeus había hecho el amor. Cuando quedó encinta, ante las amenazas de su padre, huyó a Sición junto a Epopeo, con quien se casó. Nicteo, abatido, se dio muerte a sí mismo, encomendando a Lico castigar a Epopeyo y Antíope. Lico emprende una expedición contra Sición, la conquista y mata a Epopeya y se lleva cautiva a Antíope. Durante su traslado, en Eléuteras de Beocia, dio a luz dos hijos a los que, abandonados, halló un pastor y crió, llamando a uno Zeto y al otro Anfión. Zeto se cuidaba de apacentar los rebaños, mientras que Anfión se ejercitaba en el canto al son de la cítara, ya que Hermes le había regalado una lira. Lico y su esposa, Dirce, encarcelaron a Antíope y la atormentaban; pero cierto día sus ligaduras se desataron por sí solas y, sin ser vista, llegó a la granja, de sus hijos con el propósito de que la acogieran. Ellos reconocieron a su madre y dieron muerte a Lico; en cuanto a Dirce, la ataron a un toro y, una vez muerta, la arrojaron a la fuente llamada en su memoria Dirce. Cuando se hicieron con el reino, amurallaron la ciudad con piedras que seguían el son de la lira de Anfión y expulsaron a Layo. Éste vivía en el Peloponeso, tras recibir hospitalidad De Pélope y prendado del hijo de éste, Crisipo, lo raptó mientras le enseñaba a conducir el carro.
[…] Tras la muerte de Anfión, Layo obtuvo el reino.

Apolodoro: Biblioteca mitológica III 5-5 (Alianza Editorial, 1999)
Trad.: Julia García Moreno


85. Crisipo
En los juegos de Nemea, Layo, hijo de Lábdaco, raptó Crisipo, hijo bastardo de Pélope, a causa de su magnífica belleza. Pélope lo rescató en una guerra. Atreo y Tiestes lo asesinaron por instigación de su madre Hipodamía. Cuando Pélope
acusó a Hipodamía ella se suicidó.
243. Las que se suicidaron
[…] Hipodamia, hija de Enómao, esposa de Pélope, porque Crisipo habñia sido asesinado por consejo suyo. […]

Higino: Fábulas mitológicas (Alianza Editorial, 2009)
Trad.: Francisco Miguel del Rincón Sánchez

10 Δεκεμβρίου 2011

Η ΟΜΟΦΥΛΟΦΙΛΙΑ ΜΕΤΑΞΥ ΤΩΝ ΘΝΗΤΩΝ 1 - ΛΑΪΟΣ ΚΑΙ ΧΡΥΣΙΠΠΟΣ (δ)

LA HOMOSEXUALIDAD ENTRE LOS MORTALES 1 - LAYO Y CRISIPO (d)

Layo es hijo de Lábdaco y padre de Edipo –dentro de la cadena de personajes míticos tebanos que va de Cadmo a los hijos de Edipo-, y da comienzo al derrumbamiento de toda la estirpe de los Labdácidas. Lábdaco muere cuando Layo es aún joven, y esta circunstancia da lugar a la llegada de Lico al trono de Tebas, luego depuesto por Zeto y Anfión. En ese tiempo Layo huye a Élide, al lado de Pélope, pero más tarde retornará a Tebas, recuperará al trono, se casará con Yocasta según la tradición más extendida, y de esta unión nacerá Edipo. La historia mítica de Layo no es muy amplia. El primer episodio tiene lugar en el entorno de Pélope, lo que sugiere colocarlo en la primera etapa de su vida con ocasión de la mencionada estancia en Élide. Allí conoce a Crisipo, uno de los hijos de Pélope, y se enamora de su belleza, dando así comienzo al amor homosexual entre los humanos. Contra la voluntad del muchacho Layo lo rapta con la intención de llevárselo a Tebas, pero aquél, llevado de la vergüenza, termina suicidándose con una espada, y Pélope lanza contra Layo una terrible maldición, en la que pide para el trasgresor el castigo de no tener ningún hijo y, si lo tuviera, de morir a manos de él. Aquí tenemos, pues, una causa objetiva y real del destino funesto de Edipo, puesto que la maldición contra Layo se propaga a toda la familia. Éste era muy probablemente el tratamiento del mito en la versión de Esquilo, de la que sólo conservamos algunos fragmentos y de la que sabemos al menos que fue anterior en varios decenios a la de Sófocles. En esa otra, además, sabemos también que el encuentro entre el padre y el hijo no tuvo lugar en el camino que va de Tebas a Delfos (Layo volvía de Delfos y Edipo se dirigía allí). En una palabra, en Esquilo el motivo originario del conflicto fue esa maldición lanzada contra Layo, y que heredaría su hijo Edipo: algo, pues, concreto, y que da sentido al terrible castigo. Pero Sófocles, en Edipo Rey, prescinde del tema de la maldición y de la falta previa que la motivó. Sófocles convierte el oráculo contra Edipo en un oráculo ciego, sin explicación, de forma que la cuestión de la pequeñez del hombre ante la divinidad se hace mucho mayor: el dios dicta un oráculo sin fundamento y, por supuesto, se cumple. Y para dar más apoyo a este planteamiento convierte Delfos en el centro del conflicto: el padre y el hijo se encuentran en ese camino, el uno viniendo y el otro yendo. Sófocles cambiará radicalmente su versión. Ahora ya no se tratará de la historia de una estirpe, sino de un problema teórico y concreto: ¿se cumplen o no los oráculos de Apolo?; ¿son de fiar los designios de los dioses en general?; en definitiva, ¿deberemos seguir creyendo en los dioses?. Y para plantear este interrogante acude a recurso sencillo: desconecta la historia de Edipo de su etapa precedente, y encara al héroe frente a la divinidad. Y para ello elimina los motivos previos, y enfrenta a Edipo con Delfos.
José María Lucas de Dios


Afirman aquellos que han tomado de sus antepasados las tradiciones más fiables sobre el Peloponeso, que primero Pélope, a causa de haber traído innumerables riquezas de Asia a un país de hombres pobres, consiguió un gran poder y dio su nombre a la región a pesar de ser un extranjero. Y que más tarde se los confirieron aún mayores a sus descendientes. Al haber muerto Euristeo en el Ática a manos de los Heraclidas, Atreo, que era hermano de su madre, y a quien Euristeo le había confiado Micenas y su imperio cuando partió a la expedición, dado el parentesco que entre ellos (Atreo estaba exiliado por orden de su padre a causa de la muerte de Crisipo), y como Euristeo no regresó de su expedición y contando además con que así lo querían los de Micenas por miedo a los Heraclidas, y con que él parecía ser hombre capaz y se había ganado al pueblo, Atreo recibió el reino de Micenas y de todos los territorios sobre los que Euristeo mandaba. Así los pelópidas se hicieron más fuertes que los perseidas. (I-5)

Tucídides: Historia de la Guerra del Peloponeso (Alianza Editorial, 1989)
Trad.: Antonio Guzmán Guerra


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