31 Μαρτίου 2009

ΔΟΥΡΙΣ

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Museo de Louvre, Paris
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Museo Británico, Londres
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Künstnach, Colección Hirschmann
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Museo Metropolitano de Nueva York
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Museo de Bellas Artes, Boston
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Dúrides (griego Δοῦρις, Doũris) era un pintor de vasos de figuras rojas, activo de 500 a 460 a. C.
Empieza su carrera trabajando para los ceramistas Cleofrades y Eufronios, antes de empezar una larga colaboración con Pitón. Firma 39 vasos como pintor, e igualmente uno como alfarero y un vaso únicamente como ceramista. Entre 250 y 300 vasos le son atribuidos. La mayoría de estos vasos son kílix, es decir, copas. Su nombre parece haber sido popular, pues se lo encuentra sobre otros vasos: figura así sobre un vaso llevado por una chica en una copa de Onésimos. En la base de estas firmas, de las inscripciones kalos y de la decoración subsidiaria de los vasos, el historiador del arte John Beazley ha distinguido en su carrera cuatro grandes fases:
Fase I
Está caracterizada por una decoración recargada y por la diversidad de motivos de orladura. Los temas preferidos son los banquetes, los komoi (cortejos deèges de gente borracha) o los guerreros. El nombre de kalos favorito es Queréstrato. Beazley sugiere que en esta época, Dúrides pudo trabajar junto con Onésimos, otro gran pintor de copas del período. Respecto a este último, en Dúrides privma la gracia de sus personajes.
Fase II
La colaboración con Eufronios se acaba; Dúrides trabaja en adelante con Pitón. Khærestratos queda como nombre del kalos preferido, paralelamente con Panaitios, que se encuentra igualmente sobre las obras de Onésimos. La decoración subsidiaria es menos importante; la mayoría de los medallones no tienen borde. Los temas preferidos son las escenas de jóvnes y de atletas. El trazo de Dúrides se singulariza en adelante por el uso de una clase de garabato para figurar la extremidad interna de la clavícula. La obra maestra de este periodo es un psykter (vase para enfriar) adornado con sátiros borrachos.
Fase III
Es la fase más característica de Dúrides, y su apogeo. Las orladuras de los medallonesn se caracterizan por la alteernancia de un elemento de meandro y de cuadrados; las asas de la copa están decoradas con palmetas. El nombre de kalos preferido es en adelante Hipodamas; las firmas se hacen raras. Dúrides vuelve a las escenas de banquete, y se interesa por los estudios de guerreros y por escenas escolares. La obra maestra del periodo es la copa llamada la «pietá de Memnon»: Eos lleva el cuerpo de su hijos Memnón, muerto por Aquiles durante la guerra de Troya.
Fase IV
Dúrides vuelve a una ornamentación recargada. Las orladuras comprenden en adelante dos elementos de meandro por cada cuadrado; las palmetas en las asas se complican y motivos de loto aparecen en paralelo. Las firmas desaparecen y los nombres de kalos se hacen más raros. El dibujo pierde gracia y vigor.
(es.wikipedia.org)
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26 Μαρτίου 2009

ΜΕΤΑΦΡΑΖΟΝΤΑΣ ΕΝΑ ΠΟΙΗΜΑ ΤΗΣ ΣΑΠΦΩΣ


Un poema de Safo
Por Gabriel Said
letraslibres.com, Marzo de 2008

Hay unos versos de Safo que (afortunadamente) se conservan por un manual de métrica que los puso como ejemplo, ocho siglos después de que fueron escritos. Pueden leerse como un poema completo, si es que no lo eran. En México, han sido traducidos al menos cuatro veces. Rafael Ramírez Torres (Bucólicos y líricos griegos, Jus, 1970) los tradujo en prosa:

Se ha ocultado la luna. También las Pléyadas. Es la media noche y las horas se van deslizando y yo duermo solitaria.

José Emilio Pacheco (Tarde o temprano, Fondo de Cultura Económica, 1980) publicó una versión escueta y eficaz, donde cada verso va añadiendo una circunstancia, hasta desembocar en el yo:
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Se fue la Luna.
Se pusieron las Pléyades.
Es medianoche.
Pasa el tiempo.
Estoy sola.
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Carlos Montemayor (Safo. Poemas, Trillas, 1986) los transcribe en griego y los traduce así:
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Se han puesto la luna y las Pléyades; ya es media
noche; las horas avanzan, pero yo duermo sola.
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Rubén Bonifaz Nuño (Antología de la lírica griega, UNAM, Nuestros Clásicos, 1988) también presenta el original griego y la traducción en dos versos:
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Se pusieron, pues, la luna y las Pléyades. Y medias
noches. Y resbala tiempo. Y yo estoy sola acostada.
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La versión rimada que aparece en Píndaro y otros líricos griegos (Porrúa, Sepan Cuantos) es de Joseph y Bernabé Canga-Argüelles (Obras de Sapho..., 1797):
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La luna luminosa
huyó con las Pleyadas;
la noche silenciosa
ya llega a la mitad.
La hora pasó, y, en vela,
sola en mi lecho, en tanto,
suelto la rienda al llanto
sin esperar piedad.
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(continúa en los comentarios 1 y 2)

21 Μαρτίου 2009

ΤΟ ΤΕΛΕΥΤΑΙΟ ΠΟΙΗΜΑ ΤΗΣ ΣΑΠΦΩΣ

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Resignación
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Vosotras cuidad, hijas, de los dones hermosos de las Musas
de fragante regazo, y de la vibrante lira compañera del canto.
Pero mi piel que antes fue tan suave la sometió ya la vejez
y blancos se han vuelto mis negros cabellos de antaño.
Pesado se ha hecho mi ánimo, y no me sostienen las rodillas
que otro tiempo fueron tan ágiles como corzas en la danza.
De eso me lamento día tras día. ¿Pero qué puedo hacer?
Cuando se es humano, no es posible dejar de envejecer.
De Titono, en efecto, contaban que la Aurora de brazos de rosa,
inflamada de amor, lo raptó para llevarlo al confín de la tierra
porque era bello y joven. Mas de igual modo a él con el tiempo
lo atrapó la grisácea vejez, aun teniendo una esposa divina.
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Traducción: Carlos García Gual

16 Μαρτίου 2009

ΑΥΤΗΝ ΠΟΥ ΑΓΑΠΑΣ

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Johann Heinrich Dannecker (Alemania)
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Dicen unos que una tropa de jinetes, otros de infantería
y otros que una escuadra de navíos, sobre la tierra
oscura es lo más bello: mas yo digo
que es lo que una ama.

Y es muy fácil hacerlo comprensible
a todos: pues aquella que tanto destacaba
en belleza entre todos los humanos, Helena,
a su muy noble esposo

dejándolo tras sí marchó a Troya embarcada
y en nada de su hija o de sus padres
amados se acordó, sino que la sedujo
Cipris.

......
......
Porque ahora me has hecho recordar a Anactoria
que no está junto a mí
y de ella quisiera contemplar
su andar que inspira amor y el centelleo radiante de su rostro
antes que los carruajes de los lidios y antes que los soldados
en pie de guerra.

Safo
Los dados de Eros. Antología de poesía erótica griega
(Hiperión, 2000)
Traducción : Aurora Luque

11 Μαρτίου 2009

ΚΑΛΥΤΕΡΑ ΝΑ ΠΕΘΑΝΩ ΠΑΡΑ ΝΑ ΜΗΝ ΜΠΟΡΩ...

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Mejor morir que no poder..., de Estratón

Ayer, aunque tuve a mi disposición a Filóstrato toda la noche,
no pude, por más que él -¿cómo decirlo?- estaba dispuesto a todo.
¡Ea! No me tengáis más, amigos, por amigo: arrojadme
de lo alto de una torre, dado que me he convertido por completo en un Astianacte.

Te castigaré por tu impotencia, de Escitino

Derecha te alzas ahora, desconocida, y no te marchitas,
como si no fueras jamás a dejar de estar tiesa.
En cambio, cuando Nemeseno se acostó todo él junto a mí
ofreciéndome cuanto deseara, pendías como un muerto.
Estírate, hínchate y llora. Todo en vano:
no obtendrás compasión alguna de mi mano

Ya no puedo, de Estratón

Ya tengo la cabellera cana sobre mis sienes
y mi pene cuelga inactivo entre mis muslos.
Mis testículos me son inútiles y la cruel vejez me alcanza.
¡Ay de mí! Sé dar por el culo y no puedo.

Epigramas Eróticos Griegos. Antología Palatina (Libros V y XII) [Alianza Editoral, 2001]
Traducción: Guillermo Galán Vioque, Miguel Á. Márquez Guerrero

6 Μαρτίου 2009

Η ΑΝΔΡΙΚΗ ΠΟΡΝΕΙΑ ΣΤΗΝ ΑΡΧΑΙΑ ΕΛΛΑΔΑ 1

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La prostitución masculina en la Antigua Grecia
Había también en Grecia πόρνοι (pórnoi, 'prostitutos'). Una parte de ellos se dirigía a una clientela femenina: la existencia de gigolós está atestiguada desde la época clásica. Así, en el Pluto (versos 960-1095), Aristófanes pone en escena a una vieja y a su joven doncel, obligado por la pobreza a mimarla a cambio de dinero contante y sonante, medidas de trigo o vestidos. Sin embargo, la gran mayoría de los prostitutos son para la clientela de hombres adultos.
Contrariamente a la prostitución femenina, que moviliza a mujeres de todas las edades, la prostitución masculina está básicamente reservada a los adolescentes.
El periodo durante el cual los adolescentes son juzgados deseables se extiende, aproximadamente, desde la pubertad hasta la llegada de la barba, pues la vellosidad de los chicos era objeto de pronunciado asco para los griegos (en este sentido, la depilación constituía una necesidad para los jóvenes adultos que quisiesen practicarla).
Igual que su equivalente femenino, la prostitución masculina no es para los griegos un objeto de escándalo. Las casas de citas de chicos esclavos existían no sólo en los «barrios calientes» del Pireo, del Cerámico o del Licabeto, sino por todas partes de la ciudad.
Uno de los más célebres de estos jóvenes prostitutos es, sin duda, Fedón de Elis: reducido a la esclavitud al ser conquistada su ciudad, debe trabajar en una casa de citas hasta el momento en que es rescatado por Sócrates, quien le hará destacar entre sus discípulos. El joven se convierte enseguida en discípulo del filósofo y da su nombre al Fedón de Platón, narrando la muerte de éste.
Las ciudades instauran también un impuesto sobre los prostitutos. En uno de sus discursos, el Contra Timarco (I, 74), el orador Esquines puede permitirse describir en el tribunal un burdel masculino; sus clientes no eran ni reprobados por la ley, ni por la opinión pública.
Prostitución masculina y ciudadanía
La existencia de una prostitución masculina a gran escala muestra que los gustos pederásticos no están relegados a una clase social favorecida. Si los ciudadanos menos acomodados no tienen el tiempo ni los medios de practicar los rituales aristocráticos (en el gimnasio, corte amorosa, regalos), cada uno tiene la posibilidad de saciar sus inclinaciones recurriendo a la prostitución.
Como las mujeres, los chicos son protegidos por la ley contra todo ataque físico, y no se conocen ejemplos de relación sexual entre un dueño y su esclavo antes de que lo mencionara Jenofonte. Otro motivo del recurso a la prostitución es la existencia de tabúes sexuales: así, el hecho de practicar una felación es para los griegos un acto degradante. Por consiguiente, en una relación pederástica, el erastés (amante) no considera pedir este favor a su erómeno (amante), futuro ciudadano: debe dirigirse a un prostituto.
Por consiguiente, aunque es legal, el ejercicio de la prostitución es socialmente vergonzoso. Es, normalmente, el recurso de los esclavos o, de manera general, de los no-ciudadanos.
En Atenas, para un ciudadano, entraña consecuencias políticas importantes, como la atimía (en griego ἀτιμία), la pérdida de los derechos cívicos públicos. Así se explica en Contra Timarco: Esquines es atacado por Timarco; para defenderse, Esquines acusa a su acusador de haberse prostituido en su juventud. Por consiguiente, Timarco debería ser privado de sus derechos políticos entre los cuales está el derecho de denunciar a alguien. Consecuentemente, prostituir a un adolescente u ofrecer a un adolescente dinero a cambio de favores sexuales está prohibido severamente, pues eso llega a privar al joven de sus futuros derechos cívicos.
El razonamiento griego es explicitado por Esquines (§ 29), que cita la ley en el artículo δοκιμασία: el ciudadano que se ha prostituido (en griego, πεπορνευμένος, peporneuménos) o se hace entretener (en griego, ἡταιρηκώς, hêtairêkốs) es privado de la palabra pública porque «ha vendido su propio cuerpo para que los otros se sirvan de él según su capricho» (en griego, ἐφ’ ὕϐρει, eph’ hybris) no vacilando en vender los intereses de la comunidad en su conjunto». Las acusaciones de Timeo de Tauromenio (según Polibio, XII, 15, 1) en contra de Agatocles de Siracusa retoman exactamente la misma temática: un prostituto es, por definición, alguien que abdica de su propia dignidad para satisfacer los deseos del prójimo: un «vulgar prostituto (en griego, κοινὸν πόρνον, koinòn pórnon) a disposición de varios disolutos, un cernícalo, que presenta su trasero a quien quiera».
Tarifas
Como en el caso de las mujeres, las tarifas de los prostitutos eran muy variables. Ateneo menciona a un chico ofreciendo sus favores por un óbolo; suma tan ínfima inclina a la duda. Estratón de Sardes, un autor de epigramas del siglo II, evoca una transacción de cinco dracmas (Antología Palatina, XII, 239). Una carta del pseudo-Esquines (VII, 3) estima en 3.000 dracmas el montante ganado por un tal Melanopos, probablemente a lo largo de toda su carrera.Esquines en Contra Timarco (§ 29, cf. supra) distingue así entre el prostituto y el chico mantenido. Añade en (§ 51-52) que si Timarco se hubiera contentado con ser su primer protector, su conducta habría sido menos reprensible. Ahora bien, no sólo Timarco ha abandonado a este hombre — que no tenía más medios para mantenerle — por otro, sino que ha coleccionado protectores, probando así, según Esquines, que no es un chico mantenido (hêtairêkôs) sino un vulgar prostituto (peporneumenos).
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en.wikipedia.org

1 Μαρτίου 2009

ΟΜΟΡΦΟΣ ΚΙ ΕΡΩΤΕΥΜΕΝΟΣ ΜΕ ΤΟΝ ΚΛΕΙΝΙΑ

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Ajileas Drugas (Grecia)
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Critóbulo dijo en ese momento: “Debo decir entonces por mi parte las razones por las que me siento orgulloso de mi belleza”. “Dilas”, le contestaron. “Pues bien, si no soy hermoso como lo creo, vosotros en justicia deberíais ser castigados por engaño, pues sin que nadie os obligue a ello, continiamente estáis afirmando bajo juramento que soy hermoso. Yo os creo, porque os considero hombres de bien. Pero si realmente soy hermoso y os pasa a vosotros conmigo lo que mismo que me ocurre a mí con el que me parece que es hermoso, juro por todos los dioses que no cambiaría el hecho de ser hermoso por el imperio del Gran Rey. Porque yo ahora disfruto más contemplando a Clinias que a todas las demás bellezas del mundo. Antes preferiría quedarme ciego para todo lo demás que para Clinias aun siendo uno solo. Estoy incluso molesto con la noche y con el sueño porque no le veo a él, pero me siento muy agradecido con el día y con el sol porque me permiten ver a Clinias. También hay otra cosa por la que debemos enorgullecernos nosotros por ser hermosos, y es que si el hombre fuerte tiene que conseguir sus bienes con su esfuerzo, y el valiente afrontando el peligro, o el sabio al menos hablando, el hermoso, en cambio, incluso sin hacer nada podría conseguirlo todo. Por ejemplo yo, aun sabiendo que las riquezas son una dulce posesión, sentiría más placer dando a Clinias lo que tengo que recibiendo otro tanto de otra persona, y más a gusto sería esclavo que libre si Clinias estuviera a ser mi amo. Porque más facil me resultaría trabajar con él que estar en reposo, y preferiría arriesgarme por él antes que vivir sin peligros (...)”
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Jenofonte: Banquete (Gredos, 1993)
Traducción: Juan Zaragoza
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