20 Μαΐου 2012

Η ΟΜΟΦΥΛΟΦΙΛΙΑ ΣΤΗΝ ΑΡΧΑΙΑ ΚΡΗΤΗ 2

La relación que une a estos dos hombres es pedagógica.
La relación pedagógica se completa con una relación sexual; el vocabulario corriente (erasta, erómeno) de Estrabón lo muestra a las claras.
¿Dónde y cuándo tienen lugar estas relaciones pedagógicas y sexuales?
Eforo es explícito: durante los dos meses de caza fuera de la ciudad. La «temporada en la campiña» cretense dura dos meses
El erómeno cretense, que no ha podido menos que cubrirse de gloria cazadora a ojos de su maestro y de sus camaradas, recibe en primer lugar tres regalos institucionales
Según se nos cuenta, al final de la «temporada en la campiña» el erasta envía al erómeno tres regalos «prescritos por la ley»: un equipo militar, un buey y un cubilete. El término que F. Lasserre traduce como cubilete es, en el texto de Estrabón, poterion, propiamente hablando «vaso para beber». Generalmente se interpreta como «copa». Trátese de cubilete o de copa, en todos los casos es un objeto precioso o de valor religioso. [...]
A estos dones que una obligación legal define ya como esenciales en el ritual, se añaden otros muchos, una masa imponente, puesto que, según Eforo, los amigos del erasta -esta vez hombres adultos, los de su propia clase de edad- deben aportar algo para ayudarle y, el texto insiste en ello, se trata de los aristócratas, el nivel alto de la sociedad cretense. El erómeno se entrega entonces a un acto esencial: sacrifica un buey -la víctima potencial más voluminosa- a Zeus -el más importante de los dioses. [...] El erómeno ofrece a su erasta, como devolución de los múltiples regalos de clausura del período iniciático, una comida cuyo elemento principal era, naturalmente, la carne del buey sacrificado. Los compañeros del erasta, los que habían acompañado al joven, participaban en la comida.
[...]
En uno de los cuentos de Conón, el joven cretense Leucocamante envía a su amante, Prómaco, a un combate peligroso. [...] Ese historiador, del que sólo nos han llegado fragmentos, es quien nos ofrece la continuación de la historia. Según este autor, el erasta de Leucocamante se llama Prómaco y ambos son de Cnosos: «Como Prómaco no lograba sus fines, dio el último de los trofeos que había adquirido (era un espléndido casco) a otro hermoso muchacho, en presencia de Leucocamante; éste, despechado, se mató con su espada.»
Bajo el barniz helenístico, del que son prueba el aspecto novelesco del relato, la referencia a la belleza del muchacho -- contrariamente a los valores afirmados por los antiguos cretenses- y la motivación pretendidamente amorosa del erasta, se disciernen algunas de las ideas fundamentales de la pederastia aristocrática: no encontrar amante es un grave deshonor para un joven; Estrabón lo señala refiriéndose a Creta y hay toda una literatura que lo confirma en el resto de Grecia." Como ha observado Bethe, semejante desdén es catastrófico, pues significa que el adolescente, incapaz de encontrar un era stadigno de su calidad, se verá privado del educador, cuya areté hubiera formado la suya. Sólo la muerte puede limpiar la afrenta.

Bernard Sergent: La homosexualidad en los mitos griegos (Alta Fulla, 1986)

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